EL árbitro volvió a ser protagonista en un derbi. Curiosamente, el del estreno del VAR en San Mamés. Alejandro José Hernández Hernández, con algunos errores de interpretación en las faltas, acertó en lo esencial. En el minuto 29 creo que no hay dudas. Iñigo Martínez intenta despejar el balón, pero golpea en el cuello de Sangalli, cometiendo penalti. El colegiado canario, en un primer momento, no consideró que hubiese falta. Pero le avisó el VAR y, como manda el reglamento, no analizó la jugada hasta que el juego se detuvo. Dos minutos después no existe fuera de juego de Iker Muniain en el gol del empate, ya que el esférico le viene al navarro de un jugador txuri-urdin. Tampoco se equivocó el árbitro en señalar la pena máxima en el minuto 74, después de que Simón derribara a Bautista. La mala cesión de Yeray motivó una jugada que terminó por hundir al Athletic. La única duda que me generó el arbitraje de Hernández Hernández fue el tanto anulado a Aduriz en el minuto 78. Consideró que existía fuera de juego, pero creo que no. Un derbi para el olvido que da vida a un equipo que llegaba a Bilbao falto de identidad y con cierta necesidad.
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