Síguenos en redes sociales:

Zimbabue, el trasfondo

LA asonada de la semana pasada en Zimbabue tenía todo los elementos de un drama teatral: un dictador chocheante, una joven esposa-arpía; un general con pinta de ángel de la guardia de una democracia inexistente, pero con vocación luciferiana; y como escenario: una nación al borde de la ruina.

Y si ciertamente existían todos estos elementos, al drama -tal y como lo contaban las noticias de los primeros días- no le cuadraba la historia. Porque la decadencia intelectual del nonagenario dictador Robert Mugabe era penosamente evidente desde hace años, sin que por ello se hubiese movido el mundo político zimbabuo. La rapacidad y ambición de Grace, la 2ª esposa de Mugabe, también era sabida desde hace años sin que el país tampoco se hubiera conmovido nunca.

Por último, el jefe militar del país - el general Constantino Chiuenga - había jurado (y perjurado) desde los años 70, cuando luchaba al lado de Mugabe en la guerrilla para hace de la Rodesia blanca y racista el Zimbabue multirracial y corrupto actual, una lealtad numantina al presidente Mugabe. Chiuenga le fue leal en la guerrilla, en el Gobierno y hasta imitó a su líder en la vida cotidiana. Se casó - como el presidente - en segundas nupcias con una mujer mucho más joven y muy bella. Como la familia presidencial, él también acumuló una impresionante fortuna con la “africanización” de fincas y fortunas de los rodesianos blancos. Y hasta extendió la emulación a la política, insinuando - eso, si muy a última hora y cuando la estrella de Mugabe se apagaba - su aspiraciones a la presidencia. Como primer paso, ahora amplió su nombre a Constantino Guveya Dominic Nykadzino Chiuenga. ¿A ver qué país no se desmaya por tener un presidente llamado así?

A la vista de todo esto uno se tiene que preguntar ¿Qué ha pasado para que de golpe todos los males que eran soportables hasta la semana pasada, se vuelvan crisis de Estado en un santiamén?

La respuesta parece ser doble. Por un lado, China, de largo el mayor inversor en Zimbabue, ha visto en peligro su dinero de seguir el país por la senda del Gobierno actual. Consecuentemente, ha movido sus piezas para atajar la bancarrota. Y por otro lado, la rapiña exclusivista emprendida por la esposa de Robert Mugabe - una rapiña que enfoca tanto riqueza como poder político - ha terminado de espantar a los antiguos compañeros de guerrilla de Mugabe (la democracia zimbabueña era sólo nominal), que ven en las apetencias de Grace Mugabe un serio peligro para sus haberes y hasta para su propia existencia.