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Levantar el vuelo bajo tierra

SI se juzgase solo con la ley de la palabra, con el riguroso canon del lenguaje, se diría que es un contrasentido. O más precisos aún: un imposible. ¿Se puede o no se puede?, es la pregunta. ¿El qué?, es la respuesta de los impacientes. Ahí va la explicación: ¿Es posible levantar el vuelo bajo tierra...? La respuesta no está en el viento, como cantó Bob Dylan (iba a escribir cantuvo pero sería una falta de respeto a todo un señor Nobel...), sino que la tiene el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, como pudo conocerse ayer, cuando explicó los detalles de la futura Termibus. La respuesta es un sí rotundo.

¿Acaso no quedó claro al compararse el esqueleto de la nueva estación con el armazón de un aeropuerto, pese a que los servicios de estación sean subterráneos...? Vista la mala vejez de la estación antigua hay expectación sobre este nuevo espacio que, ateniéndonos a las explicaciones dadas, va a constituir toda una revolución, un salto en el tiempo semejante al que se produjo, qué sé yo, desde las cuevas de Santimamiñe a Cabo Cañaveral.

Los vecinos de la zona -y por extensión, buena parte de la ciudadanía que tiene por sana costumbre usar los medios de transporte públicos...- aguardan con interés el florecimiento de un nuevo espacio singular. Es una hermosa costumbre de la ciudad: crear lugares con magia y belleza para suplir a otros a los que el paso del tiempo fue oxidándoles, sacándoles arrugas, amarilleándolos... La sensación que queda es esa: sueltas a un bilbaino de los años 70 en 2017 así, de golpe y de repente, y le da un pasmo, no digo que afectado por síndrome de Sthendal pero casi.

La realidad de hoy se parece a eso que nos ocurre lo que pasa con los jamones: cuando pruebas el de Jabugo, el de York ya lo reservas para la merienda de los niños y poco más. Teníamos una explanada y poco más para el aparque y despegue de autobuses y ahora vamos a disfrutar de un jardín urbanístico para que florezca el parque móvil público. Bienvenida sea esta transformación. Edificio a edificio, proyecto a proyecto, Bilbao está construyéndose un futuro magnífico. Hace no tantos años hubiésemos hablado de un relato de ciencia ficción. Hoy lo miramos boquiabiertos.