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Los fogones de Moncloa

Fue un almuerzo ni desmentido ni confirmado pero no por ello ni más ni menos verosímil

Ah, bribones! (Con permiso de su majestad, el anterior). Uno de los grandes ausentes de la Conferencia de Presidentes, que acontecería una semana más tarde, y el señor con la tercera convocatoria electoral en la manga. Los dos altos mandatarios cruzaron agendas e impresiones en la mismísima Moncloa. Uno, la impressió de que vaig convocar un referèndum d’independència per a la segonameitat de setembre de 2017; el otro, la impresión de que nanay de iniciativas unilaterales y que, por ende, no priman el diálogo. Cada uno, claro está, en su idioma.

El intríngulis del almuerzo de marras, después de cinco años ya no hay cocina que nos motive jugos gástricos, casi se queda en asistir a la doble puesta en escena. Uno. El desfile de políticos, cargos públicos y dirigentes de pro negando en demasía y con fruición que se haya producido el encuentro, cada cual tira de la más ingeniosa de las frases hechas. Dos. La sucesión de líderes, señorías y representantes que hacen distingos florales entre diálogo, negociación y contacto sin tacto respeto a la hoja de ruta, rivalizando en parrafada que más bien confirma que reniega de lo ya anteriormente expuesto.

Es ahí, con la venia, cuando se acogen a la literalidad de la quinta enmienda. Mucho mejor, diremos de paso, que apelar al uso del 155, artículo constitucional. El scoop del almuerzo que pudo ser, nunca desmentido ni confirmado y no por ello ni más ni menos verosímil. Ahí lo deja el mensajero. Ya apuntamos que no había fecha de reunión, pero qué les vamos a contar a ustedes, que ya sabían de contactos secretos a todos los niveles, incluidos los más altos.