Los seres humanos sin escaño, que no reciben trato de usía ni de señoría, a los que más que invitar se nos conmina a hacer la genuflexión a la mínima que se nos cruza un recibo de la luz/letra de la electricidad y similares por delante, son poco dados a dar más de tres segundos a la respuesta de la pregunta: “pero cómo, ¿Cámara Alta y en casa social?”. Antes de liarse a improperios, se entiende.
Sí, son de natural poco relajados. Esa masa informe vive sujeta al despertador, el autobús, la guardería, la máquina de fichar y los descuentos impositivos. Bendición, asalariados somos. Es esa gente que baja y sube los santos en cuanto cae de extra una endodoncia o una multa de la OTA/TAO -dejemos arreglos de aparataje doméstico a un lado, que bien merecen un cuadernillo aparte-, y que no suele estar para filigranas en particular ni líos en general.
Sin una dieta que llevarse a la boca, lo de los pluses y variables, qué risa, son parte de lo que la crisis se llevó, estarían todos deseandito hacerse con un techo por 200 al mes. A Viruka, con permiso, le quedan apenas tres semanas de margen para la mudanza. Desahuciada, parece que con dos hijos. Los círculos que la rodean están aún estudiando su caso, va a resultar difícil de explicar el tránsito de ciudadana que las pasa moradas a montar una historia sobre cuatro meses de senadora pero no he pagado ni pago los miles y pico que acumulo en concepto de deuda.
15 son muchos meses, mismo para quien desde Salburua acude a la capital del reino a defender los intereses de la sociedad vasca con un mandato, los dioses nos asistan, de 4 años vista. Seguramente habrá una explicación razonada y razonable, de hecho se está a la espera de la misma desde octubre, pero mientras tanto, sin un salsa rosa al que someter a la interfecta, sin un comunicado oficial y unas excusas pertinentes con las que matizar qué está pasando, el silencio da para que el respetable conjeture de lo lindo, que no gusta poco ni nada.
La gente, que tiende a pelear por mantener su vivienda digna, con un don especial para imaginarse qué hay detrás de la cifra fría del titular con el número de lanzamientos de las viviendas por ejecución hipotecaria según los datos del CGPJ, imagina que los demás también cumplen punto por punto con sus obligaciones. Y sí, en este caso las siglas son las de Podemos, y no, esta vez no es desde un medio de comunicación desde donde se engrandece la falta de entre los nacidos sin tacha original.