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Y el chocolate, espeso

Sortu quiere las cosas claras pero sitúa la manifestación por los “derechos de los presos” como paso hacia el Estado vasco

LA manifestación que, convocada por Sare, recorrerá mañana las calles de Bilbao tiene como lema Yo denuncio/Salatzen dut. Su objetivo declarado es la denuncia de la vulneración de “los derechos de los presos”, expresión lo suficientemente genérica y ambigua -y por tanto imprecisa- que, utilizada desde hace lustros, permite, por una parte, sumar adhesiones más o menos plurales y, por otra, que cada cual vaya a la manifestación con propósitos e intenciones dispares. Ha ocurrido así históricamente -si se permite la expresión- y todos recordamos algunos episodios de tensión por ello.

Los derechos de los presos son, como tales derechos, inalienables y nadie debería siquiera dudar de que deben ser escrupulosamente respetados. Por todos. Sean de ETA, del EPPK, pederastas, violadores o asesinos de sus parejas. Los derechos, derechos son. El problema viene cuando se juega con las palabras y con “derechos de los presos” quiere decirse otra cosa. Pasa mucho en este asunto. Se escribe, invoca o grita “kalera”, “etxera”, “vuelta a casa”, “en dirección a la amnistía”, etc. sin que muchas veces se sepa -seguramente porque no se quiere aclarar- a qué se refiere exactamente.

Acusa Arnaldo Otegi a PNV y Podemos de “facilitar el inmovilismo del PP” por no sumarse a la manifestación de Sare. Y remata su tuit: “Las cosas claras”. En efecto, como siempre se ha dicho, las cosas, claras; y el chocolate, espeso.

Aclaremos, pues. ¿Por qué se suma Sortu a la movilización? En su comunicado de adhesión, de unos dos folios, el partido de la izquierda abertzale no menciona ni una sola vez los “derechos de los presos” ni los “derechos humanos”, ni a los presos enfermos. Habla -eso sí, muy clarito, como dice Otegi- de “la vuelta a casa de los presos políticos vascos, refugiados y deportados”, de “grito a favor de su excarcelación”, de “terminar con la dispersión para en último término traerlos a casa libres”. Habla también de “ruptura democrática”, de “abrir de par en par las puertas a la consecución de un Estado vasco”, de “abrir las puertas al ciclo de la independencia”, de “construir la independencia, el socialismo y un Estado vasco”... Además, Sortu afirma que el “nuevo paso del EPPK” facilitará el “desbloqueo del proceso de soluciones” y “va a contribuir a la puesta en marcha y desarrollo de un proceso independentista en el país”. Nada que ver con Yo denuncio ni con la manifestación de Sare.

La nueva situación de Euskadi, sin la violencia de ETA, precisa de una nueva política penitenciaria humana, respetuosa con los derechos humanos y que sirva a la convivencia y normalización. Sin venganzas ni amnistías. Y con un gran paso necesario por parte de los presos: el reconocimiento de que lo que hicieron no estuvo bien. Ahí radica el consenso. Ni en la cruel política del PP ni en aprovechar que el Nervión-Ibaizabal pasa por Bilbao para declarar la independencia. Las cosas claras: eso sí que alimenta el inmovilismo.