Increíble, pero cierto
TODA la buena suerte que le faltó al Athletic frente al Sevilla el pasado jueves le llovió en abundancia en los partidos ligueros anterior y posterior, ante el Rayo y el Málaga, respectivamente. La buena suerte y la eficacia de Gorka Iraizoz, que si frente al equipo vallecano tuvo una actuación extraordinaria ayer estuvo espectacular, protagonizando cuatro paradas antológicas. En ambos casos el portero navarro fue decisivo para comprender las valiosas victorias logradas por el equipo bilbaino, y en consecuencia me pregunto qué hubiera pasado si Iraizoz, que está en gracia plena, hubiera disputado el encuentro de Europa League en el Ramón Sánchez Pizjuán. ¿Habría detenido algún penalti teniendo en cuenta el grado de inspiración que le asiste al muchacho? ¿Y en la jugada del gol sevillista? ¿Más diligente quizá que Iago Herrerín en la salida para atajar aquella pelota mortífera? Sabiendo que juego con ventaja, entiendo sin embargo que en los partidos decisivos hay que poner a los mejores y dejarse de tarambanas o premios de consolación hacia el portero suplente, probablemente uno de los puestos más ingratos en una plantilla futbolística, qué le vamos a hacer, salvo en el Athletic, donde tiene asegurado, parece que por decreto, la participación en los encuentros de Copa y de Europa, obviando la lógica y el sentido común, y también la encomienda a San Iraizoz, que está cubierto por el capote de San Fermín y no hay quien le tosa (ni le meta un gol).
Desde luego que entre lesionados, achacosos y anímicamente quebrantados, Ernesto Valverde no tuvo otro remedio que poner en Málaga a un equipo de circunstancias, pero desprovisto de quejíos por lo que pudo ser y no fue en la aciaga noche sevillana. A falta de mayores luces, que acabaron fundidas en la Feria de Abril, los chicos se fajaron bien de lo lindo, vaya que sí, hasta arrancar la victoria en una Rosaleda cubierta de espinas. Hay que ver el cabreo que se pillaron los rivales, pues no hubo forma de batir a Iraizoz, y para un par de descuidos gordos que tuvieron en su zaga se quedaron compuestos y sin novia. Con el primero no paso gran cosa, pues el inclasificable (por inédito), Borja Viguera falló un gol cantado, pero mejor pasamos un tupido velo sobre el delantero circunstancial, pues de usarse tan poco el chico chirría de puro óxido y se le nota desubicado sobre el mapa rojiblanco. Y tampoco tiene la prerrogativa de Herrerín.
Pero con el segundo descuido que tuvo el Málaga, ay amigo, fue el acabose. Reconozco que no pude evitar la risa con la estrambótica estampa, viendo al recio Albentosa agarrando con las dos manos a Raúl García y olvidándose de mirar por dónde venía la pelota, a la que sí le clavó el ojo el rudo navarro, como es de ley y lo recomendable cuando se está pendiente de un córner y no ensayando un baile austrohúngaro.
Como saben, García cabeceó el balón batiendo al equipo andaluz, y el Athletic se pudo llevar tan ricamente tres puntos que han servido para recobrar el buen ánimo desparramado por Sevilla y carcajearse de quienes se empeñan en conciliar palabras mayores como justicia con el proceloso mundillo del fútbol.
Resulta que para redondear una jornada casi perfecta el Celta empata en casa con el Betis, el Sevilla pincha ante el Deportivo y el Rayo vence al Villarreal, lo cual deja al Athletic en la quinta plaza. Por si fuera poco, el Barça ofrece otro apabullante espectáculo y transforma, por decirlo de alguna manera, una virtual goleada al Valencia en derrota, convirtiendo la Liga en un circo de cuatro pistas, con payasos y funambulistas; donde crecen los enanos y aviesos quiromantes se forran aprovechándose de los cándidos lugareños.
Resulta que ahora hemos pasado de la melancolía a la euforia: ¿y por qué no la cuarta plaza, que está a tan solo seis puntos, y el sueño de la Champions? ¿Acaso el Barça no ha igualado con el Atlético en la tabla, algo que parecía quimérico hace una semana? Y el miércoles llega la secta del Cholo Simeone a San Mamés, más siniestra que nunca por lo bien que le han salido las cosas (¿un pacto con el diablo?). Huele a sangre, sudor ¿y...? Reconvertido a nuestra causa, García conoce el secreto. Joder, qué interesante se ha puesto todo esto...