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Erdogan, a la conquista de África

en plena vorágine de éxitos diplomáticos caídos del cielo (desde los años más críticos de la guerra fría no se había visto Turquía tan cortejada por Occidente cómo ahora, cuando la crisis migratoria la ha transformado en país clave para la Unión Europea), Ankara parece reorientarse hacia las raíces de sus triunfos: la economía del poco a poco.

La irrupción del islamismo moderado en el escenario político turco fue hace unos lustros una auténtica “revolución del sentido común”. La burguesía y los intelectuales del sur de la República -tierras eminentemente agrícolas y, comparativamente con el resto del país, atrasadas-, rompieron la rutina de siglos (lamentos y emigración) para emprender un desarrollo sensato.

Se lanzaron a producir -tanto agro como industria- más y mejor, pero de una manera proporcional a los propios recursos y a las necesidades y capacidades de los mercado más próximos. Nada de saltos malabares hacia la alta tecnología y productos de lujo; se dedicaron a la pequeña industria de consumo para un mercado en fase incipiente que eran también los mental y físicamente más próximos: Asia Central y Occidental, así como Oriente Medio. Los éxitos y el bienestar generado por este enfoque se reflejó políticamente en la creación del AKP, el actual partido gubernamental, la promoción de un islamismo moderado? y el autoritarismo de Erdogan, un político que se aleja de los valores democráticos tanto más cuanto más crece su poder político dentro de la República.

Y justamente cuando los planteamientos satrápicos de éste en la política nacional y el conflicto sirio-kurdo hacían temer una evolución a peor de Turquía, Ankara se descuelga con una especie de retorno a los orígenes de su diplomacia. El país se ha lanzado a una expansión económica por África, ambiciosa pero planteada casi como un mercadeo de bazar? que es lo turco.

Así en año y medio el presidente Erdogan ha planteado dos giras por el Continente Negro. En 2015 visitó el Cuerno de África -Etiopía, Somalia y Djibouti-, una de las zonas más pobres, y ahora la gira fue al África Occidental: Costa de Marfil, Ghana, Nigeria y Guinea. Esos mercados no son una perita en dulce, pero ya muestran ambiciones mayores de la economía turca. Porque Costa de Marfil está en pleno desarrollo con un crecimiento continuado del 8% en los últimos años, Ghana dispone de las mayores reservas petrolíferas del continente y Nigeria es la gran potencia económica del África Occidental.