LA ida de los cuartos de final de la Copa se puso de entrada cara para González González. En el Barcelona le recordaron antes del partido sus arbitrajes pasados. Una presión añadida que el colegiado castellano-leonés aguantó con nota sobre el césped del San Mamés. Un encuentro disputado, con algunas jugadas más duras de lo normal, pero que el árbitro supo llevar sin llamar la atención. Salió a cumplir, a no ser el protagonista. Dejó el protagonismo a los jugadores. Pero hay varias acciones dudosas que le reclamaron en ambas áreas. En la primera parte, algunos pidieron penalti sobre Aduriz. El delantero donostiarra levantó el pie en una disputa del balón y cae desequilibrado tras tocar con un jugador del Barcelona. Un lance del juego en el que no se observa nada punible. Tampoco en los dos goles del conjunto azulgrana. No hay fuera de juego en el segundo como reclama Etxeita. Tras el paso por los vestuarios, Williams se deja caer en el área ante la entrada de Mascherano. No hubo penalti. Disciplinariamente, González González quiso que los 22 jugadores acabaran el partido, pese a que De Marcos y Laporte hicieron méritos para irse antes de tiempo a la caseta. En lo esencial, el colegiado pasó sin problemas por La Catedral, donde ya arbitró la ida de la Supercopa.
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