finalizado el tiempo de la fantasía navideña, debemos enfrentarnos a la realidad espasmódica de unos mercados atrofiados por el uso, abuso e, incluso, manipulación de embajadas u opiniones catastrofistas que aventuran nuevos sufrimientos. Así, la primera semana del nuevo año deja, junto a la posibilidad de acabar con los restos de dulces y turrones, el mensaje de que los excesos se pagan, como parece haber ocurrido en el mercado de renta variable que ha perdido, según las crónicas de papel salmón, nada menos que cuatro billones de euros. Es decir, el desplome en las primeras cinco sesiones de 2016 ha costado a las bolsas de todo el mundo casi cuatro veces el PIB español.
Paralelamente, los expertos ponen especial énfasis en destacar que uno de los factores que ha frenado a la bolsa española reside en la incertidumbre política derivada de unas elecciones, cuyas secuelas hacen difícil acuerdos de gobierno que permitan la estabilidad necesaria para proseguir con las reformas emprendidas en la última legislatura. Tal parece que los resultados del 20-D han sido una sorpresa desagradable (por más señas) cuando las encuestas (por una vez y sin que sirva de precedente) ya lo anunciaban y el propio mercado de renta variable lo descontaba con antelación, tal y como lo demuestra el descenso del 5,47% del Ibex 35 a lo largo de 2015, mientras que el Eurostoxx50 (las 50 mayores empresas europeas) se anota una subida del 3,85% o el Dax alemán gana nada menos que un 9,56%.
Alguien podrá decir, por ejemplo, que Alemania es un país con estabilidad política por la gran coalición entre conservadores (CDU) y socialdemócratas (SPD), pero no menos cierto es que si Merkel hubiera escrito mensajes como el que Rajoy envió a Bárcenas hace años que estaría retirada la actual canciller. También se dice que la corriente independentista catalana es otro factor negativo para los mercados. Sin embargo, el principal índice británico (FTSE100) lo desmiente ya que registró una ligera subida del 1,18% en los tres meses previos al referéndum escocés (19/09/2014) y el desplome del 8,1% en el mes posterior a la negativa para independizarse.
ARGUMENTARIO FALAZ Espero que los lectores disculpen esta profusión de números y porcentajes, pero, en ocasiones, son necesarios para desacreditar ese argumentario que pretende poner el foco de la responsabilidad de toda la adversidad financiera ocurrida en el pasado y venidera en la inestabilidad política derivada de las elecciones. Veamos otro ejemplo, ya citado al inicio de estas líneas. Dicen que las bolsas han perdido cuatro billones de euros en las primeras sesiones de 2016. Según esta lectura, el Ibex 35 se habría dejado 37.000 millones.
Sin duda es, o así lo parece, un buen pellizco. Pero las cosas no siempre son como algunos pretenden que sean. La bolsa es un mercado donde las pérdidas o ganancias en la capitalización bursátil no responden solo y directamente a la situación económica real. Los factores especulativos y las expectativas de negocio financiero tienen más importancia. En todo caso, si utilizamos el parámetro de la capitalización... ¿por qué no se dice que desde el verano de 2012 las 35 empresas del selectivo español han ganado nada menos que 225.000 millones de euros? Si fuera así, la calificada semana negra de la bolsa sería simplemente el epílogo transitorio a tres años y medio de ganancias exponenciales con una revalorización global del 75% en el Ibex 35.
En fin. Aquí tenemos una muestra de lo que nos espera en los próximos meses. La incertidumbre sobre China, el precio del petróleo o la política monetaria del BCE, serán también aderezos o guarniciones para el menú financiero-mediático, mientras que los grandes retos, como la Unión Bancaria europea y su Mecanismo Único de Resolución (MUR) que ha entrado en vigor este pasado 1 de enero, seguirán dando pasos cortos e insuficientes para fortalecer la economía europea, evitar nuevas crisis y, sobre todo, propiciar la creación de empleo que consolide la recuperación.