lA directora general de EITB no es Isabel II, pero tiene en común con la reina británica la dignidad de mostrar la amargura de los momentos críticos. Otros líderes escapan a las cuentas de la adversidad. Las cosas no están bien en nuestra televisión pública. De hecho van muy mal. Su audiencia “puede que sea la peor de la historia”, ha reconocido Maite Iturbe. Es una certeza y la referencia es 1992, cuando comenzaron las modernas técnicas de medición, que tantos gustos y disgustos causan en este volátil negocio. Aquel fue el annus horribilis de la familia real inglesa, al igual que 2015 para ETB. Nunca habíamos caído tan bajo. Existen explicaciones y no todas justifican el pésimo balance.
Los males de ETB son los de las cadenas autonómicas: han perdido cuota. En Andalucía y Canarias el descenso es mayor que aquí, lo que no es ningún consuelo. Allí no gobierna el PNV, si se buscan culpables políticos. El problema hay que situarlo en el contexto del mercado. La duopolización (Atresmedia y Mediaset), que es una centralización mediática brutal, destruye la periferia. Debe recordarse que EITB es el organismo público que más recortes ha sufrido en la administración vasca. Y con un 30% menos de presupuesto es difícil competir con los monstruos italianos y el insaciable imperio de Movistar. Nuestra televisión, a su escala, se salvará por igual motivo que preservamos las cajas de ahorros, mientras se hundían en todo el Estado: por buena gestión.
Pero ha fallado la otra solvencia: la creatividad, la osadía de proyectos imaginativos y contar con los profesionales de siempre, desaprovechados. Ha faltado intensidad, épica, experiencia. Los malos resultados son culpa de los gestores y las circunstancias que conspiran; pero habrá que preguntar a los ciudadanos por qué Euskadi tiene a Telecinco como canal preferido y por qué consumimos más telebasura que los españoles. No nos pongamos exquisitos. En términos de calidad de país, necesitamos a ETB tanto como a Osakidetza. De momento, hoy regresa El Conquistador. Buena señal para remontar.