AQUEL gran hombre, Martin Luther King, ya lo advirtió tiempo atrás. “Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”, dijo el líder afroamericano a quien le dieron pasaporte de aquella manera, demostrando, con su asesinato, la veracidad del aserto.

Sobrevuela por este rincón aquel pensamiento ahora que escuchamos como los alumnos de dos colegios de Bilbao suspenden en la compleja asignatura de la convivencia. Al parecer el origen del enfrentamiento entre ambos grupos proviene de las diferencias culturales que traen consigo diferentes nacionalidades. La noticia no viene sino a corroborar algo que te enseña el propio discurrir de la vida: es más fácil vivir que convivir.

Ahora el Ayuntamiento entra en ese territorio comanche con la intención de apaciguar los ánimos. No será fácil. No parecen jóvenes dispuestos a escuchar un “portaos bien, angelitos ” sin decir su última palabra, la que impera en la ley de la calle. Que tengan suerte.