Alguien va a pagar los platos rotos. Los resultados electorales del 20D y el desbarajuste provocado tienen un culpable. Sí, la televisión. Ahí, en sus pantallas, se ha fraguado durante estos años, tertulia a tertulia, a golpe constante e implacable de crítica antisistema y desmedido protagonismo de la izquierda alternativa y poética, la quiebra del bipartidismo y el principio del fin del viejo modelo surgido de la transición. Hay que parar este desastre, claman los dueños del tinglado. Esto ha ido demasiado lejos, repiten, mientras clavan su enojada mirada en La Sexta, esa cadena irresponsable, hija descarriada de la derecha editorial, que ha jugado a la revolución y se les ha ido de las manos. La orden es precisa: hay que desactivar ese canal y extirpar en el resto el caldo de cultivo del populismo que favorece la infección institucional y cuestiona la unidad del Estado y la libre economía.

¿Y cómo se llevará a cabo esta operación sin que se perciba la censura? Tendrá que ser poco a poco. La Sexta ha alcanzado su récord histórico, con el 7,4% de cuota y la oferta de programas referenciales. ¿Desenchufar al corrosivo Wyoming? Lo despedirán con algún pretexto, porque sus mofas no variarán de rumbo. ¿Detener el eficaz discurso de Évole? Tal vez lo desvíen hacia asuntos irrelevantes, al modo de Bertín con la farándula. ¿Enmudecer los debates de Ferreras y poner sordina a Pastor? Cambiarán el plantel de opinantes, con más y mejores marhuendas e indas y con menos y peores rojos de diseño. A nuestro Iñaki López, con quien comenzó Iglesias su vida pública y predicación, le moverán a conveniencia la escaleta de los temas.

Pero el proyecto de derribo no contaba con que Podemos y sus marcas vaciaran el morral de votos de la izquierda abertzale y ganase también en Catalunya. Este mérito español favorece que la tele continúe su juvenil travesura subversiva hasta que el fin de la crisis la desactive por sí sola. Los más inteligentes de Atresmedia piensan que la Sexta ha hecho un gran servicio a la democracia y debe sobrevivir.