La lideresa indispuesta
Tras la humillación, Arantza Quiroga se debate entre una dimisión honrosa y un ‘cese en diferido’ pero el PP aún tiene una salida: volver a la Ponencia existente
ARANTZA Quiroga tuvo ayer una (in)oportuna indisposición. Había pasado mala noche, situación que todos comprendemos perfectamente, después de haberla visto en el papelón que tuvo que aguantar durante el día. La RAE tiene dos acepciones para “indisposición”. La primera -y es subrayable que sea la primera- es “Falta de disposición y de preparación para algo”. La segunda, “Desazón o quebranto leve y pasajero de la salud”. Ambas encajan, porque lo único cierto es que la (¿aún?) presidenta del PP vasco está verdaderamente indispuesta. Su ausencia de ayer en el pleno del Parlamento Vasco, los múltiples rumores y las respuestas, presuntamente laudatorias, de sus compañeros vinieron a corroborar que Quiroga ha acusado el brutal golpe de desautorización, de ninguneo, de humillación que le han propinado sus propios compañeros y se debate entre la honrosa dimisión o un leal cese en diferido -el concepto ya está acuñado en esa gran fábrica de ideas de Génova-, que es a lo que aspiran los dirigentes populares para no dar imagen de gallinero a dos meses y medio de las elecciones generales. Pero el PP, al obligarla a retirar su moción de creación de una nueva ponencia de Libertad y Convivencia, han convertido a Quiroga en una indispuesta crónica, terminal, en un cadáver político cuyo obituario lo han escrito, por acción, omisión o instigación, sus queridos compañeros, muchos de ellos del PP alavés, que se la han tenido jurada desde hace tiempo. Otra cosa es que les convenga embalsamarlo, de momento. Las posteriores palmaditas de la dirección del PP en la espalda dolorida y apuñalada de la dirigente vasca no hacen sino añadir mayores dosis de vergüenza ajena a la situación.
Nunca veremos a Quiroga bailando en la tele como Soraya Sáenz de Santamaría, pero su giro de cadera en el tema de la ponencia, de la condena o no condena y de su guiño a EH Bildu es para descoyuntar a cualquiera. Algo -mucho- no nos han contado de toda esta historia. ¿Por qué lo que antes no valía (la no condena) ahora sí? ¿Por qué lo que antes era oxígeno y un intento de blanquear a ETA y la izquierda abertzale ahora era un intento “honesto”? “Condena y deslegitimación son conceptos que significan y dicen exactamente lo mismo”, dijo Quiroga. Entonces, ¿por qué ella y su partido no están en la ponencia realmente existente y la tienen bloqueada? ¿Por qué no acuden si la firma de Arantza Quiroga está al pie del acuerdo del Parlamento sobre el suelo ético que se le exige a Bildu? Un suelo ético que no habla de “condena”, y sí de reconocimiento de la injusticia de la violencia, el reconocimiento del daño causado y la dignidad de las víctimas, de determinar la responsabilidad de cada cual, de articular una memoria colectiva no neutral, de la deslegitimación del terrorismo, del compromiso ético por la dignidad y los derechos humanos y democrático con la pluralidad de Euskadi. Si el PP vasco, con o sin Quiroga, cree de verdad en lo que planteó el martes y le tumbaron el miércoles, tiene en la Ponencia su silla y la palabra. Quizá después del 20 de diciembre.