La risa y el olvido
Frente a las tres fórmulas magistrales de causar sufrimiento -acción, palabra y silencio- se alzan, por compensación, los tres modelos básicos para producir risa: ridículo, incongruencia y palabra. En este último método se inscribe el género del monólogo, al que pertenece El club de la comedia, actualmente en laSexta y cuya nueva temporada arrancó el domingo con la única novedad de la presentadora. Eva Hache, despedida por Atresmedia por hacer un espacio similar en un canal competidor a pesar de que su contrato no se lo prohibía, ha sido reemplazada por la actriz Alexandra Jiménez, un mal apaño, aunque su resultado inicial sea bueno, igual audiencia que la cómica, con 1.227.000 espectadores. El Club tuvo la inteligencia, o el gesto malvado, de reciclar antes y después del estreno viejos capítulos con Hache. ¿Quizás para no perder a los incondicionales de la fea más guapa de la tele?
Las comparaciones son pertinentes, porque cooperan con nuestra libertad de elección. De Eva a Alexandra hay una diferencia de especialidad. Hache nació cómica, mientras que Jiménez es una actriz polivalente y su gracia, no mucha, se hizo para historias de enredo y chocarrerías, como Los Serrano, no para soportar el exigente primer plano del monólogo, que te atraviesa y desnuda. La capacidad comunicativa y el ingenio son los exponentes de nuestra talla intelectual. Si yo fuera coach plantearía a mis alumnos el reto de escribir e interpretar un soliloquio jocoso de diez minutos y por lo expuesto recomendaría como gestor idóneo a la persona con mayor facultad de hacer reír y poder creativo. Por arte de esta prueba sabremos el auténtico talento de cada cual, su seguridad y fuerza de superación de la vergüenza y otros complejos comunes. Hay que reconocer y descartar a quienes comienzan en la timidez y acaban en la cobardía.
Eva te alegra el alma. Nadie la va a olvidar, porque humor se escribe con Hache. Ante lo evidente, me pregunto: ¿Cuánto tiempo tardará El club de la comedia en rescatarla, hasta cuándo prolongará su castigo y escarmiento?