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William & Virginia

TAN difícil para los bilbaínoses llamar AzkunaZentroa a lo que siemprefue la Alhóndiga, como paralos espectadores referirse aCanal Plus con su renovadadenominación de marca, MovistarPlus. A esta venerable yderrotada plataforma de pagofue a estrenarse el pasado lunesla tercera temporada de Mastersof Sex, una de las series másdelicadamente turbadoras de losúltimos años y para la que todoslos elogios son pocos en lo artístico,ambientación y coberturamusical, además de que LizzyCaplan y Michael Sheen tocan elcielo como intérpretes. La nuevaentrega mantiene la línea narrativade centrarse no tanto enMasters y Johnson, la pareja quehace cincuenta años revolucionóel conocimiento del sexo, comoen William y Virginia, unidospor el amor a fuerza de encontrarlolatente y escondido en losmisterios de la sexualidadhumana.

William y Virginia son dos seresdiferentes, opuestos; pero el portentointelectual de él y la profundidadsensual de ella se complementany abren sus corazones enuna creciente necesidad mutua.Masters es emocionalmente discapacitadoy Johnson, franca yarrolladora. Es absurdo que siendosabio en sexo Masters semanifestase necio en sentimientos,tan incongruente como unescritor, dueño de las palabras,avaro y remiso en ternura conyugal.Si no hubiésemos creado laspalabras no existiría el amor. ¿Oes al revés? En efecto, esto va deemociones y no de sexo, pormucho que el serial nos agite conhermosos desnudos y coitos pordoquier, no más abundantes quelas lágrimas, miedos, silencios yotras fragilidades terrenales.

Al fondo de la historia quedanlas hipocresías de la sociedad delos 60 en Estados Unidos, con laguerra de Vietnam, los conflictosraciales y la sex revolution entresus exponentes. “Nosotrossomos la revolución sexual”,dicen en una provocativa presentaciónde su trabajo. Revolucionarios,sin duda, pero estremecidos,como dos arcaicosejemplares de la especie, ante lanoticia del embarazo de Virginia.Deberían enseñar esta epopeyaen los colegios y menosbiología.