Síguenos en redes sociales:

Una oportuna estabilidad política

siguen llegando mensajes esperanzadores para la economía vasca, al igual que persisten síntomas de inestabilidad y ciertas recomendaciones que dicen muy poco de la actitud de algunos empresarios. Por todo ello, hay que insistir en la necesidad de poner en valor un modelo tan pragmático como eficiente para salir de la crisis con una recuperación real. Un modelo moderno que sea inconfundiblemente vasco, pero adecuado a las demandas externas. Las buenas señales no deben ocultar las dificultades existentes y los objetivos urgentes, ni contaminarse con inmejorables promesas políticas que después no se cumplen.

En este sentido, los acuerdos poselectorales entre PNV y PSE, aderezados con el “compromiso de impulsar instituciones fuertes que afronten la crisis”, suponen un paso adelante muy significativo, no solo porque los firmantes aparcan sus diferencias y rivalidades políticas, sino por querer dotar de estabilidad la gobernanza foral y municipal en Euskadi para afrontar con garantías de éxito el periodo más difícil y sensible de una crisis como es la regeneración de los factores que consolidarán la fortaleza de sectores productivos en el futuro, a corto y medio plazo, mediante el conocimiento, la formación y el empleo cualificado.

La estabilidad política que propicia el citado acuerdo es el mejor escenario para alcanzar estos objetivos. Hubiera sido un error imperdonable dejar pasar la oportunidad de robustecer la economía vasca mediante, por ejemplo, una política fiscal coordinada y homogénea en los tres territorios históricos. Así, por ejemplo, el Consejo Vasco de Finanzas no debe tener mayores problemas para cumplir con su cometido en el reparto de fondos para elaborar los presupuestos de los próximos ejercicios, tanto en el Gobierno vasco como en las diputaciones forales, lo cual es una ventaja, aunque también representa un riesgo si las cosas no se hacen bien.

INCERTIDUMBRES Asimismo, un escenario estable permitirá hacer frente a los retos económicos y empresariales en los próximos meses, al tiempo que se pueden establecer condiciones para no caer en las tentaciones de algunos empresarios, discípulos del FMI e incapaces de prever la crisis en 2007. Sus consejos siguen abogando por aplicar recetas de austeridad que han demostrado su ineficacia. Sin olvidar otras propuestas del Círculo de Empresarios, que demanda pagar menos del salario mínimo interprofesional (SMI) a jóvenes sin cualificación, argumentando que la necesaria formación será “una remuneración en especie”.

Desde estas líneas hemos defendido (y lo seguiremos haciendo) la función empresarial, lo cual no debe ser obstáculo para poner en solfa esas otras pretensiones de algunos empresarios (?) que buscan mantener beneficios y riqueza en detrimento de los trabajadores que, dicho sea de paso, han sido los grandes paganos de una crisis provocada por otros. Hay que recordar como las dificultades económicas ha servido como coartada para provocar una pérdida del poder adquisitivo brutal consecuencia de una devaluación salarial.

Cabe, por tanto, esperar y desear que la nueva legislatura foral y municipal sea muy provechosa en materia económica en la medida que se desarrolle en un clima tranquilo y estable donde prevalezca ese compromiso institucional para afrontar la crisis con garantías. Falta hará, porque, a los riesgos antes citados, se unen otros que, pese a parecer muy alejados, tienen o tendrán unas consecuencias que influirán, sin duda, en la sociedad vasca. Me refiero al periodo de incertidumbre que se abre en UE, zarandeada por movimientos externos e internos, como son la negociación para el tratado de libre comercio con EE.UU. (TTIP), el anunciado referéndum británico para su permanencia en la UE o las muchas dificultades por las que atraviesa el interminable drama financiero de Grecia.

Comienza un nuevo periodo que, siendo estable, puede hacer realidad las esperanzas.