Ante las futuras elecciones? Proyectos creativos, reales, posibles
LA convocatoria oficial de las elecciones municipales, autonómicas (en trece Comunidades Autónomas sujetas a régimen electoral ordinario) y forales (autogobierno) para el próximo 24 de mayo, abre un intenso período de ofertas de futuro en el que más allá de programas electorales y contienda política, se suceden novedosas iniciativas que pueden merecer la consideración ciudadana.
Es por tanto, un período propicio para la revisión de iniciativas que puedan servir, sobre todo, para proyectar el futuro de nuestros pueblos y ciudades, a la vez que contar con bases reales de evaluación de quienes sugieren o piden nuestro voto y respaldo. Al derecho a elegir se une el compromiso y responsabilidad en torno al modelo o proyecto del que queramos formar parte. En este panorama de proyectos, quisiera señalar uno de los muchos en curso, como ejemplo tanto de un largo proceso desde su idea original hasta su próxima ejecución final, como de alternativas realistas observables a lo largo del mundo. Un ejemplo más a tener en cuenta: Zorrotzaurre. Hoy, en pleno desarrollo, abordando las obras de apertura del canal de Deusto para facilitar su transformación de Península a Isla al objeto de mitigar la inundabilidad de la villa, recuperando un espacio deprimido al servicio de una nueva zona de oportunidad de uso mixto, residencial y económico, y nuevo icono motor de la ciudad. Hoy, ya con una de sus revitalizadas pastillas en marcha, ofreciendo un moderno hospital, una gran empresa de ingeniería y servicios y alumbrando nuevas infraestructuras de comunicación urbana. En definitiva, un proyecto en el que convergen diferentes opciones -largamente anunciadas y trabajadas- en su entorno, en Punta Zorrotza, en Basurto-Olabeaga desde la imparable búsqueda, por sus responsables, de otros usos e iniciativas preguntándose sobre la viabilidad y mejor uso potencial de un viejo reto: Zorrotzaurre, Isla del Saber. Iniciativa fluctuante desde su concepción teórica hasta un mix de usos, aún por definir del todo, pasando por el compromiso de un posible Parque Tecnológico Urbano. Este debate y análisis cobra especial relevancia en estos días en que se vuelve a cuestionar el rol industrial, de servicios y/o de “especialización inteligente de las nuevas industrias creativas” y su interconexión o no con “sectores tradicionales y de apoyo” sin los que una ciudad es incapaz de operar. En medio -o como motor- según se vea, más allá de la ordenación del territorio y el uso del suelo, renacen elementos clave para la revitalización sostenible de una ciudad (en este caso Bilbao): la Universidad, la empleabilidad desde determinadas funciones y actividades, la innovación, el emprendimiento, las infraestructuras, la internacionalización y la competencia y capacidad de nuestras empresas para “hacer negocio transformando las ciudades”. Compra pública, inversión y marcos regulatorios urbanísticos y fiscales, entre otros, juegan un papel diferencial. Es el momento de favorecer “proyectos marco o paraguas” que potencien acciones parciales al servicio de un futuro, renovado, de éxito. Es la apuesta por promover iniciativas de riesgo, de verdadero impacto económico y social.
Así, tras este aparente complejo popurrí de vectores que parecerían un listado de buenas palabras más que una necesaria interacción positiva de elementos esenciales en un proyecto de éxito, se dan las piezas adecuadas para “hacer futuro”.
Preguntado, hace unos días, por este ya viejo proyecto propuesto allá por el año 2003, cuando desde la Mesa de Zorrotzaurre se daba pie a una isla que no península, a un nuevo espacio de oportunidad que no a un abandonado y ruinoso espacio a la espera de su momento, a la estrategia de un Puerto que optó no por renovar concesiones en el otrora canal de Deusto, sino por comprometerse en una estrategia transformadora Puerto-Ciudad, y se sentaban las bases de una macroiniciativa que hoy va viendo nacer una nueva realidad, he vuelto la mirada hacia la Isla Roosevelt en Nueva York y hacia el CornellTech de la prestigiosa universidad norteamericana de Cornell. La universidad anuncia un revelador mensaje que sintetiza su voluntad y propósito en construir un nuevo Campus en pleno corazón de Nueva York: “Incluso en un mundo global, digital, lo local importa. Nuestro nuevo Campus reinventará la abandonada Isla de Roosevelt ante Manhattan, aportando y concentrando energía creativa, inspiración, talento, partenariados y alianzas, financiación, mecenazgo? y mucho más para la Ciudad. A cambio, CornellTech contribuye suministrando los líderes tecnológicos e innovadores, el conocimiento y las ideas del mañana para la ciudad, el país y el mundo”.
Allí, la histórica Universidad con Campus al Norte del Estado (Ithaca) acordó una alianza y partenariado creativo con el Ayuntamiento de Nueva York, entonces bajo el mandato del alcalde Bloomberg. La ciudad cedía una isla semiabandonada y decrépita (Roosevelt). Cornell ofrecía su experiencia y compromiso en diseñar y establecer un Campus Urbano, orientado al emprendimiento, la tecnología, la innovación y el conocimiento. Iniciativa que ha ido vigorizando las ideas iniciales con innumerables acuerdos y compromisos que no hacen sino reforzar la apuesta original. Recientemente, la firma de un nuevo acuerdo ha posibilitado la creación del JacobsTechnion-CornellInstitute. El matrimonio Jacobs dona 133 millones de dólares -tras relevantes aportaciones a lo largo de los últimos años-, Technion (Israel) abrirá su campus internacional en la isla, Cornell concentra su esfuerzo transformador en el Campus base con una superficie de dos millones de pies cuadrados, nuevos espacios verdes, plazas públicas de intercambio, viviendas para 2.000 estudiantes, viviendas para 280 profesores e investigadores, 8.000 empleos permanentes, 20.000 empleos temporales durante su construcción, un laboratorio Ciudad único y permanente y un impacto real en el nuevo mundo del conocimiento, la investigación y el emprendimiento. Incubadoras, start ups, programas de especialidad (Conectividad y Medios, Salud, Tecnología, Ingeniería y Ciudad) como vectores de un maridaje Universidad-Ciudad-Escuela. De esta forma, nuestro querido viejo amigo y profesor Soumitra Dutta (exconsejero del Instituto Vasco de Competitividad) lleva su conocimiento experto (Innovación y emprendimiento), más allá de la academia tradicional intrauniversitaria, desde su decanato en Cornell, a la ejecución práctica de un sueño en un verdadero proyecto de futuro generando impacto social. Nueva York se recrea y reinventa, fiel a su historia. El mecenazgo justifica su razón de ser, la Universidad convive con y al servicio de la sociedad y la colaboración público-privada demuestra su eficiencia y aportación de valor, además de, entre todos, a dar un verdadero sentido a la internacionalización.
Por supuesto que Zorrotzaurre no es Roosevelt. Sabemos que Bilbao y Nueva York somos “vecinos distintos y distantes” si bien compartimos, históricamente, puntos en común. Entre otros, compartimos el premio Lee Kuan Yew de las Ciudades. Ambos hemos sido ganadores del mismo gracias a nuestras reconocidas estrategias urbanas innovadoras y, en consecuencia, constituimos laboratorios vivos al servicio de la reinvención creativa de las ciudades. Laboratorios comprometidos en la difusión y promoción de nuevas maneras de abordar el futuro. Bilbao, primera ciudad del mundo ganadora de este premio, fue destacada por su pensamiento y compromiso estratégico, integrando el vector económico y social en su transformación urbana Ciudad-Región. Hoy, las ideas convergentes en esta futura isla del saber son el eje conceptual de la apuesta de nuestro País. Qué mejor que unirlos en un Macroproyecto. No existen, tampoco, dos ciudades iguales ni todas tienen ni las mismas necesidades, ni las mismas maneras o tiempos de acometer su futuro. Pero sin duda, en tiempo de proyectos, compromisos, retos, ideas y apuestas ante una cita electoral, merece la pena recordar que, más allá de las dificultades, vivimos un gran mundo de oportunidades. Una vez más, recordemos y valoremos nuestras fortalezas. Contamos con los mimbres necesarios y, a lo largo del mundo, encontramos las alianzas requeridas para hacerlos posible.
En estos días preelectorales alumbramos una nueva esperanza hacia el camino de la superación de la crisis. Al parecer, las viejas y equivocadas recetas de la mal llamada austeridad, han dado paso al “estímulo del crecimiento y la demanda interna”. Parece el momento adecuado para acelerar la inversión en casa.
Merece la pena apostar. Zorrotzaurre es un buen espacio de futuro.