eL panorama socio-económico parece registrar, poco a poco, un cambio de tendencias y colores. Ya no estamos ante el paisaje yermo, ocre y hostil que, manchado por la brocha gorda de los créditos basura del sector financiero, apenas si permitían que los brotes verdes florecieran más allá de unas pocas horas para después marchitarse. No. Ahora surgen datos y síntomas que colorean con un verde esperanzador algunas zonas del horizonte, aunque no está muy claro si se trata de oasis reales donde se crearán puestos de trabajo al amparo de un aumento del consumo interno o si, por el contrario, los nuevos colores son espejismos.

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