Así se manifestó ayer el lehendakari Iñigo Urkullu en Facebook. En los mismos términos, prácticamente, que hace meses: el que hace Escocia es el camino porque es el único que tiene legitimidad. Nos guste o no, no es posible hacerlo sin el consentimiento de la capital del Estado, y les guste o no, son los escoceses (y seremos los vascos y los catalanes cuando nos toque) los que deciden su futuro. Un camino que, como bien recordaba Iñigo Urkullu, termina en Europa. Estas son las enseñanzas que un hombre de Estado saca de Escocia. Otros (en Madrid) deberían sacar otras.
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