SEVILLA tiene un colorespecial, ¡vaya que sí!, ymás ahora, hermanadoscomo estamos en el chiste fácil y lapantomima a consecuencia deOcho apellidos vascos, la hilarantepelícula que se ha convertido enun fenómeno sociológico, puesademás de procurar risa fácil a costade topicazos regionalistas, susguionistas, Borja Cobeaga y DiegoSan José, guipuzcoanos de pro,tuvieron a bien elegir la hermosaZumaia como escenario de la jocosacomedia, y colocar en el bar dondeRafa-Antxon (Dani Rovira) enumerasus ocho apellidos vascos, apuradopor el recio Karra Elejalde, unpedazo póster del Athletic subido ala Gabarra, y ya son ganas de poneruna pica rojiblanca en tierra txuriurdinlos muy cachondos. Puestosen faena, y teniendo en cuenta quepulpo se admite como animal decompañía, Clemente también deberíaser aceptado como apellido vasco,aunque solo sea por los serviciosprestados a la causa por el ínclito.
Me imagino a Rafa-Antxon aplaudiendoa rabiar el triunfo delAthletic sobre el Sevilla, mayormenteporque es hincha acérrimodel Betis y las penas del descensose atemperan un poco si el eternorival se lleva un buen morrazo ensus ínfulas de grandeza, comoaquel día en el que José María delNido dijo aquello de “Nos vamos acomer al león desde la melena hastala cola” en las semifinales deCopa del 2009, y el Athletic consumóen homenaje al lenguarazexpresidente encarcelado uno delos partidos más memorables delos últimos tiempos.
Sevilla tiene un color especial, yhuele a azahar en primavera, yestá que se sale, hasta que llegó aSan Mamés en plena marea de éxitosy se estrelló contra las rocas, yen eso tuvo que ver su entrenadoriruindarra, un técnico al parecersin abuela y con un alto conceptode sí mismo según se deduce dellibro que escribió hace un par deaños bajo el título El métodoEmery, destinado para tipos conmentalidad ganadora, ejemplo: élmismo, Unai Emery. En vísperasde la final de San Mamés probablementeponderó más el duelo europeocon el Valencia y también diopor consabida la capacidad de suequipo para comerse al rugienteleón, pelambrera y rabo incluidos,con lo indigesto que debe ser eso.
Para empezar, desatendió una delas máximas futbolísticas, como escolocar a un defensa cubriendo elprimer palo en los saques de esquina,y por ese agujero se coló el gololímpico de Markel Susaeta a loscuatro minutos. Una jugada sustancialque dio serenidad al Athleticy marcó el destino del partido,pues si bien Emery refrescó a suequipo realizando cinco cambioscon respecto al encuentro europeodel pasado jueves, tuvo la osadíade dejar fuera a sumejor elemento,el croata Rakitic, y si bien alineóa dos puntas, Bacca yGameiro, optópor alcanzar la victoria por la víarápida, al contragolpe, con el pelotazoy tentetieso buscando a susdelanteros y renunciando a la elaboracióndel juego. Para cuando activóla segunda parte de su plan, es decir,sacar a los peloteros (Rakitic y Vitolo),el Sevilla ya perdía por 2-0, y lafeligresía de San Mamés bullía defelicidad, ¡Sevilla tiene un saborespecial...!, y que viva er Beti manquepierda, y también la Feria deAbril, y el Método Emery o cómoafrontar con petulancia los retosdifíciles (¿o a lomejor pensaba queno era difícil ganar enLa Catedral?),y los ocho apellidos vascos, Clementeincluido. ¡Que nos vamos derechitosa la Champions! y sin necesidadde sudar la gota gorda, pues así imaginamosde vísperas el choque contrael equipo hispalense. Presentíamosun encuentro cargado de emocióny sobresaltos, y resulta quetranscurrió manso y reposado, verbigraciaUnai Emery y sus cosillasde entrenador; y la audacia delAthletic, y las cosillas de ErnestoValverde. Ya le veo dirigiendo a las huestes rojiblancas cabalgando porlas ricas praderas de la Liga de Campeones,¿verdad?, y a Iker Muniaincreciendo en sapiencia futbolísticadespués de haber renovado susvotos en la fe rojiblanca. Está feliz lahinchada del Athletic. Soguzgado elSevilla, el gran rival, queda el Rayo,la Real Sociedad y el Almería, y uncolchón de al menos seis puntosdonde mecer los sueños.