Dos sortilegios
Se muere Luis Aragonés y se apartan todos. Ese día perdió el Barça ante el Valencia un partido inaudito que llevaba toda la traza de terminar con goleada azulgrana, como si fuera el presagio de un sortilegio, y se aparta también la Real Sociedad, que después de un arranque de partido fantástico cayó abatida a goles sin la menor resistencia, como si hubiera sido una impudicia estropear el homenaje a Zapatones en el templo colchonero, de tal forma que el Atlético de Madrid ha salido del luctuoso trance ungido, pues iguala la mejor racha sin perder de toda su historia, con 23 partidos consecutivos y, lo mejor, se coloca como líder en solitario del campeonato, acontecimiento que no festeja desde hace 18 años, cuando el equipo madrileño logró el doblete (Liga y Copa) en la temporada 1995-96, con Radomir Antic al mando.
¿Será verdad que el Atlético es una alternativa a la tiranía impuesta por el Barça y Real Madrid en la última década y por los siglos de los siglos?
Hasta aquí el sortilegio, porque lo que sucedió después, es decir, el empate y menos mal del Madrid en San Mamés nada tuvo que ver con la nigromancia ni atiende a coincidencias que se escapan a la lógica, aunque el fútbol ofrezca de vez en cuando sucedidos asombrosos, sino con la categoría del Athletic, que no tuvo complejo alguno en disputar el partido como igual a su altanero rival, y acogotarle, hasta el punto de que dio por bueno el punto y entonó el Deo Gratias por salir vivo de la Catedral.
Se intuyó el pasado miércoles, cuando el Athletic plantó cara a las huestes del Simeone en la vuelta copera, pero le faltó temple, y suerte, para doblegar a un equipo rocoso, bien construido y con la mentalidad precisa para no dejarse intimidar nunca jamás, características que van configurando el semblante del equipo que construye Ernesto Valverde, lo cual está provocando la lógica euforia entre la hinchada rojiblanca.
Pasó por San Mamés el Barça y perdió con todas las de la ley; llegó el Atlético de Madrid en plan bucanero y se llevó la eliminatoria y la honra, pues ya está metido en la historia como el primer equipo capaz de vencer en el nuevo San Mamés; y de seguido vino el Real Madrid cuyo entrenador, Carlo Ancelotti, acabó encantado con el punto conseguido, lo cual suena a piropo.
Se puede decir que el Athletic ha sido capaz de competir al más alto nivel con tres de los equipos más potentes del mundo, y como eso ya es una realidad contrastada no cabe otra que festejar la buena nueva, teniendo en cuenta de dónde partía el equipo bilbaino, atolondrado y desnortado, luchando por eludir el descenso en la pasada temporada.
Hay que reconocer sin embargo que la visita del Real Madrid pintaba con mala traza, ¿o no? Para empezar, en sus tres últimas visitas se marchó de Bilbao con el mismo y abrasador resultado, un rotundo 0-3, y con Cristiano Ronaldo tocándonos a dos manos la moral, y ahora los tíos venían engarzando ocho victorias consecutivas y sin encajar un gol. A más de alguno les escuché decir, tras la debacle del Barça la víspera: a estos no habrá quien les pare..., no en vano, de haber vencido, habrían superado en la clasificación al conjunto blaugrana.
Pero la derrota del Barça estaba escrita por ingrávidos guionistas para otra película, la de Luis Aragonés, el sortilegio y su Atlético.
Ibai, con su golazo, puso las cosas en su sitio, ahuyentó los malos presagios y de paso mandó un recado a Iker Muniain, uno de los futbolistas del Athletic que no estuvo en consonancia con el exigente duelo, ni con el caché estelar que él mismo se atribuye y espera enseñar al club si finalmente accede a renovar su contrato.
El empate acabó desquiciando a Cristiano Ronaldo, Balón de Oro, el arrogante, el buenísimo (porque es buenísimo), la pesadilla ladina, y he aquí el segundo sortilegio del día: va Ayza Gámez y ¡le expulsa! por una chiquillada; tuvo bemoles el árbitro. Aquello fue el acabose de felicidad, Ronaldo, nuestra pesadilla, el chulapón, de patitas al vestuario, propalando rayos y centellas, la que le espera al osado Ayza, ¡expulsar a Ronaldo!, estrella suprema del Madrid. En Kuala Lumpur tampoco salen de su asombro, pero habrá que ver ahora si los del comité de competición también tienen bemoles de sancionarle con cuatro partidos, en consonancia con el acta arbitral, lo cual significa que se perdería la semifinal copera frente al Atlético. ¿Entienden por qué a Luis le llamaban Zapatones?