Repetir hasta la saciedad que la situación está mal no nos ayuda en nada para arreglarla. Lo que espero de las fuerzas políticas es que apuesten por lograr soluciones serias y duraderas, trabajando duro para conseguirlo porque si no es como quedarse a esperar a que nos caiga el maná. Y ya sabemos que eso no pasa.
Todo esto viene a cuento porque me resulta agotador leer y oír las continuas diatribas de muchos de nuestros políticos y políticas que se entretienen en afear continuamente al Gobierno, en muchos casos con discursos vacíos que entorpecen aún más lo complicado del momento actual. La oposición tiene que criticar y controlar al Ejecutivo pues entra dentro de la lógica y la práctica política. Y además la enriquece. Pero lo malo es cuando se queda solamente en demagogia que incide en la cosa pública y, consecuentemente, en el bienestar de la ciudadanía. No se trata de decir amén a lo que dicte el Gobierno -sea cual sea-, sí de que la sensatez forme parte obligatoriamente de la actuación política.
Son numerosos los ejemplos de fallos de memoria más que notables entre lo que se dice y se hace dependiendo de estar gobernando o en la oposición. Bildu se queja a diario de que no se da participación a la ciudadanía, pero cuando se produce y sale lo contrario, por poner un ejemplo, a ese peculiar sistema de basuras en cada portal, no lo respeta.
Al PP se le olvida que apoyó al señor López, que actuó muy alejado de lo que defiende en este momento. ¿Sería porque el objetivo era intentar eliminar a la mayoría de este país claramente de signo nacionalista vasco y no el beneficio de los hombres y mujeres de nuestro pueblo? Al PSOE le duele profundamente ver en marcha iniciativas concretas del Ejecutivo e inventa agravios e insultos que intentan tapar la hipotecada situación en la que nos dejó. Ahora, ambos quieren pactar con el PNV. Y no les parece tan malo el enemigo de ayer.
La buena noticia esta semana fue que el lehendakari Urkullu se reunió con todas las fuerzas y coaliciones políticas para abrir un espacio de diálogo y búsqueda conjunta de soluciones ante la gravedad de la coyuntura económica. Eso es lo que preocupa a la gente y a eso queremos que se dediquen.
Sin embargo, ha durado poco nuestra alegría pues de nuevo los reproches han sido la respuesta. Esta vez la crítica contra el Gobierno, y especialmente contra el lehendakari, era haber convocado esa reunión, tachándola de escenificación en un intento absurdo de desprestigiarla. Si se reúne e intenta la colaboración y los acuerdos con el resto porque lo hace; si no, también mal. ¿En qué quedamos?
Si las fuerzas políticas no actúan ahora responsablemente? Apaga y vámonos.