Tanto decir de vísperas que si el partido ante el Mallorca, último clasificado por razones obvias y máximo goleado de la división con avaricia, era de vida o muerte, como una final y cosas así de tremendistas y exageradas, que los chicos somatizaron sus propios mensajes (consignas que fueron propaladas además con fruición por la canalla), de tal forma que en San Mamés se recreó un escenario poco menos que apocalíptico. Y así pasó lo que pasó, que fueron presa del pánico. Poco importó que el Mallorca se quedara con diez futbolistas en el minuto 23, ni que fuera perdiendo desde los primeros compases del encuentro tras el preciso gol de Aduriz, pues los discípulos que Bielsa no estaban preparados para discutir con rivales que sí mostraban verdadera desesperación. Al límite, con la mortaja puesta, prácticamente descendidos.

Como saben, el Athletic ganó el encuentro tras un partido infame, pero como los del Mallorca lucharon como jabatos combatiendo contra su fatal destino, se lió tal caos sobre el césped que la hinchada las pasó canutas por la incertidumbre. También sintió angustia, pero a cambio expulsó mucha adrenalina, con lo sano que es, y en realidad se lo pasó bomba porque la película acabó en plan cuento de hadas. Por eso la afición salió de San Mamés confortada con la idea de que los muchachos habían salvado la categoría, lo único importante del asunto, y optó por la indulgencia. Perdonó sus pecados y decidió echar el telón a la temporada de una campaña verdaderamente lamentable.

Con un horizonte cargado de interrogantes (¿seguirá Marcelo Bielsa?, ¿se fichará a este o aquel otro?) y una realidad que ya fulge como un templo, la nueva Catedral que dará lustre y modernidad al legendario club bilbaino, es el momento de esculpir un epitafio al último partido de verdad del viejo San Mamés.

Y si todo el mundo coincide en que Athletic se ha salvado derrotando al Mallorca, es de ley aplaudir a los héroes, lo cual implica cierta indulgencia hacia Fernando Llorente, no en vano anotó el gol definitivo, el de la victoria, hay que admitirlo. Lo festejó con tibieza, sin entusiasmo alguno, y poniendo cara como de decir: ahí queda eso, y que os den, o tal cosa me pareció a mí, que soy un mal pensado.

En consecuencia, imaginemos que Llorente pasará al recuerdo (porque ya es historia) como un villano, pero de pasado noble, que dejó el castillo con donaire y galanura. Será interesante seguirle los pasos en su próximo destino, la Juventus de Turín, que ya ha ganado el Scudetto y se refuerza para competir de igual con los grandes de Europa. La Juve tiene en su nómina de delanteros a Giovinco, Quagliarella, Vucinic, Matri, más los cedidos Anelka y Bendtner, y está buscando en el mercado internacional un reputado goleador, y no es precisamente Llorente el aludido. Se especula con Ibrahimovic, Van Persie, Luis Suárez, Carlos Tévez y sobre todo Gonzalo Higuaín.

¿Tendrá Llorente protagonismo con tanta competencia? ¿Será un mero comparsa, solo un revulsivo? Interesante reto le aguarda al apolíneo riojano. ¿Y al otro prófugo?, ¿Deja huella Fernando Amorebieta? Alguna, sí... es el futbolista con más expulsiones en toda la historia del Athletic. ¿Algo más?

Bielsa le alineó el pasado miércoles en el amistoso contra el Portugalete, pero le mantiene en el ostracismo absoluto en los encuentros oficiales. Amorebieta jugará en el Fulham inglés, una especie de Rayo Vallecano, aunque del barrio pijo de Londres; vecino pero a la sombra del Chelsea. Sin título alguno y conocido sobre todo por su dueño, el rico Mohamed Al-Fayed, padre de Dodi, el noviete que tenía Diana de Gales cuando ocurrió el fatal accidente.

¿Qué le ha llevado al Puma de Cantaura a despreciar al Athletic por un equipo tan sinsorgo? Igual lo explica algún día de estos, aunque tampoco pasa nada si se despide a la francesa.

El Athletic cierra la persiana a una campaña marcada por el desencanto más absoluto, aunque todavía quedan tres jornadas para maquillar la clasificación. Ya se sabe quién es el campeón de forma matemática, un Barça insolente que prácticamente se hizo con el título allá por enero ante el desfondamiento súbito del Real Madrid, que fio su suerte a la Liga de Campeones y ahora busca consuelo en la Copa, el mínimo indispensable para un club concebido para ganarlo todo. El morbo está asegurado por ser el Atlético de Madrid el contrincante, y por cómo serán los nuevos capítulos de Jose Mourinho en su antológica deriva. Resulta interesante saber si la Real es capaz de aguantar la la presión ante el sugerente desafío de alcanzar la Champions, o si la próxima temporada el Lugo podrá mantener un derbi gallego en Segunda División con el Celta, Deportivo, o contra los dos.