Creo que van a quedar 3-1. Es más, estoy prácticamente seguro que Aritz Aduriz anotará un gol frente al Granada y podrá fin a esa mala racha de ocho partidos consecutivos que lleva sin marcar y que le tiene en un sinvivir, pues a este paso la criatura a quien dedica sus dianas metiéndose un dedo pulgar en la boca simulando la toma del biberón le va a pillar camino de la ikastola.

Con este resultado, el Athletic se pondría con 35 puntos en el casillero, once más que el Mallorca, que con 24 señala la zona del descenso. Es decir, los discípulos de Bielsa entrarían definitivamente en el limbo clasificatorio, sin frío ni calor; ni angustias, ni sofocos; dejando, eso sí, al hincha amuermado perdido, y a los tertulianos, comentaristas y pelmas en general que le damos vueltas al asunto rojiblanco en un brete, a la búsqueda desesperada de noticias y especulando por doquier con tal de animar el cotarro. Un ejemplo: me ha dicho un pajarito que el Galatasaray turco está detrás de Fernando Amorebieta y le ha hecho llegar una oferta más estupenda que la ofrecida por Josu Urrutia y que tan ufanamente desdeñó. ¿Alguien lo desmiente? Y al contrario, deslizando como quien no quiere la cosa un parece ser que en el club han iniciado gestiones para tantear los fichajes del bético Beñat Etxebarria, el colchonero Raúl García y probablemente del osasunista Kike Sola.

Y no te cuento nada de cómo arreciará el debate sobre la continuidad del técnico argentino, o si el ritmo de las obras del nuevo estadio es el adecuado y la futura localidad de cada uno de los socios la apropiada.

Con nueve partidos por delante, quizá surja gente entusiasta y osada que todavía piensa que hay margen para perseguir una plaza europea con tal de mantener viva la llama de la competición y no morir de tedio.

Ahora bien. Puede ocurrir que el Granada gane en San Mamés, tal y como hizo la temporada pasada, lo cual pondría al Athletic a ocho puntos del descenso, un colchón lo suficientemente cómodo como para no caer todavía en el alarmismo. ¿O sí?

Todo esto viene a cuento de dos cosas. Primero, porque los partidos programados para el lunes me pillan a contrapié, lo cual le lleva a uno a perderse por los cerros de Úbeda (más si cabe); y segundo porque me han llegado al alma las palabras de Iker Muniain, confesando que se ha sentido "incomprendido alguna vez" por las críticas recibidas a causa de su bajo rendimiento, o por venir de "gente que no lo esperaba o que no quiere ayudar en momento complicados", aunque habría que recordarle al mozo navarro que se tiraron así como cinco meses si conceder entrevistas a medios de comunicación como DEIA por publicar aquella filtración de fin de curso (Bielsa reprochándoles su escaso compromiso en las finales perdidas, o tildándoles de millonarios prematuros); así que se lo hagan mirar a la hora de evaluar su poca predisposición a colaborar en los momentos borrascosos, teniendo en cuenta además que son personajes públicos, ricos y famosos, y que la prensa es simplemente el nexo de unión con quien les paga, los sufridos seguidores del Athletic, y los que realmente han padecido el boicot.

Pero eso ya es agua pasada y Muniain, sobre todo, admite con deportividad la suplencia y se deshace en elogios con Ibai Gómez, el compañero que le ha desplazado de la titularidad, lo cual le honra, porque implícito está la enmienda; el mensaje de lucha hasta recobrar el perfil de futbolista de futuro inmenso, a ser posible en el Athletic, pero mejor no entremos aún en ese vericueto.

Es lo que tiene las vísperas, que si alguien reclama comprensión hay que dársela, faltaría más, a la espera de acontecimientos: la conquista de ese nirvana estúpido que traerá la victoria ante el Granada, y mejor si es convincente, que ya va siendo hora; o el crujir de dientes sin por desventura el equipo andaluz vuelve a ganar en La Catedral, porque las sombras del descenso irremediablemente volverán a perfilarse en lontananza.

Porque todos los de abajo, salvo el Granada, obviamente, y el Mallorca, han sumado puntos en esta disparatada jornada, donde la lucha por los puestos europeos, sobre todo la cuarta que abre las puertas a la Champions, está apasionante. La Real, que sigue mostrando un espléndido momento de forma, fe e ilusión, supo mantener esa posición, pero Valencia, que anoche sacó un merecido empate en el Vicente Calderón; Málaga, Betis y Getafe, que se enfrentan hoy, combaten por alcanzar el mismo objetivo. Qué envidia.