El pasado jueves le preguntaron al delantero venezolano José Salomón Rondón, exjugador del Málaga enrolado ahora en el Rubin Kazán ruso, sobre sus impresiones respecto al partido que la selección de Venezuela debía disputar al día siguiente ante Argentina, en Buenos Aires, clasificatorio para el Mundial de Brasil 2014. Rondón se puso muy digno y dijo: "Esperemos que lo religioso quede en lo religioso y el fútbol, en el fútbol". Luego abundó: "Yo me alegro mucho de tener un Papa latinoamericano porque soy creyente; soy de rezar, y por eso pido que (el Papa Francisco) defienda los colores de todos los que creen en Dios", como él. Se sobreentiende que a la frase habría que añadir para completarla: y no solo a los colores albicelestes de Argentina, lo cual sería un abuso, pues dada su condición de Sumo Sacerdote seguro que el Altísimo es más receptivo a sus oraciones que a las de un humilde y pecador caraqueño como él.
Lo cierto fue que Argentina le dio un auténtico baño a Venezuela (3-0). Al día siguiente Olé, el periódico deportivo más popular del país, tituló en portada: Habemus Pipa, relacionando al atacante del Real Madrid Pipita Higuaín, autor de dos goles, con Jorge Mario Bergoglio, reconocido futbolero y socio del San Lorenzo de Almagro, el equipo de los cuervos. En el interior del diario, Olé redundaba sobre la conexión divina titulando la crónica: Argentina tiene al Papa, a Messi ( o sea, a Dios) y también al Pipa.
Demasiada carga sacramental para la humilde Venezuela, debió pensar el bueno de José Salomón Rondón, que echó en falta la ausencia de Fernando Amorebieta, el gran baluarte defensivo de la vinotinto. Rondón le dio un par de vueltas más al asunto y cayó en la cuenta. Sintió una extraña sensación, como de olvido y desamparo celestial. ¿Los inescrutables designios del Señor tendrán que ver en la misteriosa desaparición de Amorebieta, atacado por una rara lesión y preso de la melancolía infinita? ¿Participa en la conjura Marcelo Bielsa, hombre piadoso y exseleccionador de Argentina, que le ha cogido ojeriza y le fustiga con el látigo de su indiferencia?
¿Ocurrirá tanto de lo mismo mañana, cuando Venezuela se la juegue frente a Colombia, liderada por el fervoroso Radamel Falcao?
La franqueza de Rondón hacia Su Santidad Francisco ha servido para envolver de realismo mágico el signo del Argentina-Venezuela, y mejor dejarlo así para no aderezar con su justa aspereza las ausencias de Amorebieta, un futbolista que en el campo de juego va de duro, pero después es tan cobarde como para esconderse y no dar la cara ante los socios del Athletic que tan bien le pagan. Para explicar de una vez qué poderosas razones le han impulsado a traicionar el cariño de tanta gente rechazando la jugosa oferta del Athletic, alimentando en consecuencia todo tipo de especulaciones y la ardiente ansiedad de José Salomón Rondón.
La solución parece tan sencilla que asombra: no quiero seguir por esto o aquello, y no porque el club me importe un pimiento. Que tenga muy en cuenta la fibra del hincha, a quien la sinceridad conmueve y el engaño hiere. Cuando Fernando Llorente decidió hablar, lo hizo tarde y tan mal que descubrimos tras un disfraz victimista la penosa traza de un mentiroso falaz y compulsivo.
Llorente ha tirado un año de su trayectoria profesional por la borda. Ya no lucirá palmito en la próxima saga de anuncios de la selección española, ni podrá ir de altruista por la vida, poniendo la estrellita de su camiseta roja al servicio de la mísera India. Ha desaparecido del mapa futbolístico por su mala cabeza y peor consejo, pero seguro que alguno todavía se acordó de él durante el partido del viernes frente a Finlandia, cuando los sobrados pero impotentes discípulos de Vicente Del Bosque pedían a gritos un fornido ariete (aquel Llorente de antaño) capaz de reventar la ruda defensa finesa.
Resulta que hace poco más de un año se disputó un partido amistoso entre España y Venezuela. Iraola, Javi Martínez, Fernando Llorente e Iker Muniain fueron convocados por Vicente del Bosque. Amorebieta jugó del lado venezolano. Además, San José, Iturraspe, Ander Herrera y Oscar de Marcos disputaron con la selección olímpica un encuentro ante Egipto; y Jonás Ramalho fue reclutado por la sub'21 frente a Francia. ¡Diez internacionales! El Athletic fascinaba. Estaba de moda. Ahora tan solo son los sobrados e impotentes discípulos de Marcelo Bielsa.