Yaw kuntur llaqtay urqupi tiyaq... Basta cerrar los ojos y dejar volar la imaginación (que por ahora no cobra..) hasta el mágico Perú de los incas, para evocarles, par recrearse mirándoles cómo miraban al cielo, entonando esa vieja canción quechua al ver el vuelo del cóndor. Simon & Garfunkel, José Feliciano (y otros miles me atrevería a decir...) inmortalizaron la mítica canción, sacándola a pasear por el mundo con el sobrenombre de El cóndor pasa, banda sonora de la nostalgia para muchos de nosotros.
Hoy vuelvo a recordar sus acordes al comprobar que Ryanair ha decidido pasar. Pasar de largo, quiero decir, dejando a Bilbao huérfano de vuelos low cost, sin una de esas majestuosas aves que planean hacia Madrid (o viceversa...) a bajo precio. Esas dos palabras unidas, bajo y precio, eran el Ábrete, Sésamo de buena parte de la ciudadanía voladora, un punto harta de los cuarenta con los que se topó Ali Babá. Hoy miran ya con recelo las tarifas de las compañías que se quedan para mantener ese flujo de pasajeros en tránsito. Ni una sola parece dispuesta a volar por lo bajo.
Al parecer la deserción obedece a una cuestión de tasas. Un andaluz de Cádiz diría aquello de que "si no quieres tasa, tasa y media". Desde el gobierno, amo y señor de los cielos, han encarecido los impuestos, como todo buen recaudador que se precie. Y ese subidón recaudatorio ha ahuyentado a las ágiles palomas, que no quieren caer en sus garras. Vamos, que se van porque no pueden mantener su razón de ser: el low cost de marras.
Ir a Madrid. Hubo un tiempo, ¡ay!, en que la razón más noble que había hacerlo era una final de Copa. Para ese viaje se empeñaban colchones o se fletaba un isocarro si hacía falta. Hoy se viaja a Madrid por eso tan genérico que llaman "razones de negocio" y a uno le pianta un lagrimón que diría un argentino, solo con oír las viejas palabras. Recréense: ne-go-cio. ¿Volverán? Vamos a pensar que sí. De momento nos va a costar más bajar hasta Madrid en su busca. Vamos, que nos va a salir más caro. Nada pinta bien últimamente.