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Y en estas, el último derbi de San Mamés

Y en estas, el último derbi de San MamésFOTO: EFE

Y en estas vienen los primos a San Mamés, crecidos como bigardos y con la moral por las nubes. Los tíos sólo han perdido uno de los últimos trece partidos disputados y si ayer no pasaron del empate frente al Levante fue por auténtica mala pata, y también porque se veían tan sobrados, tan seguros de la victoria que subestimaron ese espíritu de supervivencia que ha hecho grandes a los discípulos de JIM (Juan Ignacio Martínez), no en vano andan pavoneándose por la Europa League y compitiendo con la Real Sociedad, y el Rayo, quién lo diría, o el Betis, por los puestos nobles de la clasificación.

El caso es que el Real Sociedad-Levante acabó en tablas (1-1) y los chicos de Phillippe Montanier, a quien hace un mes como aquél que dice la afición txuri urdin pedía a gritos su dimisión, se relamen de gusto ante la magra perspectiva que se abre en el horizonte: meterse en puestos europeos derrotando precisamente al Athletic en su venerada Catedral y en el último derbi del viejo estadio, para que la hazaña quede marcada a fuego para la posteridad, y a ser posible con un gol fantasma en tierra de fantasmas, tal y como definió un diario guipuzcoano la derrota de la pasada temporada, pues estos partidos se los toman muy a pecho los primos y las derrotas así de chapuceras duelen sobremanera, hay que admitirlo.

Bittor Alkiza, por ejemplo, forma parte de la historia gorda de la Real como autor del gol del último derbi de Atocha (1-0, Liga 1992-93), que se lo dedicó a su amigo Bixio Gorriz porque ese día superaba a Zamora como el jugador con más partidos oficiales con el equipo blanquiazul.

¿Y habrá un héroe de la Real que escriba su nombre con letras de oro como autor del gol que derrotó al Athletic en el último derbi de San Mamés? ¿Y a quién se lo dedicará?

Semejante perorata sirve como preámbulo para advertir a los chicos de Marcelo Bielsa, y al propio técnico argentino, de la que se avecina, y nunca mejor dicho, porque los muchachos andan perdidos, sin rumbo, náufragos por un destino cruel, como así lo indica la derrota de Málaga, a donde acudieron dispuestos a lavar la afrenta del Espanyol y regresaron con más fango adherido a las botas.

Parece que fue ayer cuando pillaron a Griezmann, Zurutuza, Toño y Cadamuro en el estadio rojiblanco presenciando el Athletic-Sporting de Portugal, es decir, fútbol de alta escuela, y por eso en Donostia se armó la de San Quintín.

Entonces, ¡hace tan poco!, el Athletic se aprestaba a certificar su pase a la final de Bucarest y ahora está eliminado de la Europa League, el Eibar le tumbó en la Copa y apenas saca un punto a Osasuna, que como todo el mundo sabe lucha como gato panza arriba por eludir el descenso.

Es decir, que la Real llega con ínfulas homéricas y aquí impera el sainete; el desconcierto absoluto, pues no hay cosa peor que jugar bien (a ratos) y perder con avaricia. Desajustados en defensa, como así prueba el carro de goles en contra, en ataque fallan como escopetas de feria y en su defecto convierten al portero rival en la figura del partido.

El Málaga, en fin, no fue superior, pero supo ganar, que es de lo que se trata en este invento, pese a estar condicionado por el choque de Champions que dirimirá mañana contra el Oporto y en consecuencia reservando para esa cita a un buen puñado de sus mejores hombres.

Jugó Raúl Fernández en lugar del cuestionado Iraizoz y lo hizo con temple, lo cual no era fácil con la tormenta que precedía su acceso a la titularidad. Conviene sin embargo darle cuerda y cuartelillo para que pueda asentarse sin más sobresaltos que los que a buen seguro le darán sus compañeros en el puesto más eléctrico del equipo.

Llega la Real desafiante, consciente de que el triunfo en el último derbi de San Mamés sumergirá en el gozo más profundo a su impaciente parroquia, y beneficiada por una extraña racha: ocho partidos consecutivos en los que un jugador del equipo rival ha sido expulsado.

¿Ocurrirá lo mismo? ¿Y a quién le tocará? ¿Reaparecerá Amorebieta?, un central de rompe y rasga que si finalmente se va del Athletic lo hará con el récord a sus espaldas de ser el futbolista que más expulsiones acumula en toda la larga y abigarrada historia del club rojiblanco. O sea, que si por un casual Bielsa le pone en el once inicial me temo que...

En Málaga volvimos a ver a Llorente, el recurso de la desesperación. Lánguido, desganado, sin la furia que alumbra a todo hombre con causa. El Athletic es evidente que ya no es la suya, pero podía disimular un poco, por escrúpulos, con lo bien que le salía eso en los anuncios que realizó con la selección española.