DAVOS-KLOSTERS representa uno de los emblemáticos puntos de encuentro anual para facilitar el debate sobre El Estado del Mundo y el posicionamiento de los principales líderes de gobierno, empresariales, académicos y de las organizaciones no gubernamentales en relación con los principales retos globales. El World Economic Forum, concentra en este momento, las reflexiones que a lo largo del año, los más de 1.500 miembros de sus más de 50 grupos asesores intercambian a lo largo del año. Hoy, la Agencia Global para el 2013 recoge dicho trabajo y sirve como base-guía de la reflexión y potenciales líneas de acción futuras.

Como es evidente, abordar la totalidad y riqueza de este proceso es tarea de titanes. No obstante, rescatar algunos elementos clave pueden ayudarnos a programar nuestros siguientes compromisos de futuro. En esta línea, en las sesiones de esta semana, me ha parecido interesante centrarme en el sugerente título de una de las sesiones dirigidas por el ex secretario de Estado estadounidense Henry A. Kissinger: El estado del Mundo: Un compromiso estratégico, abordado desde la constatación de asistir a uno de los períodos de mayor incertidumbre, fragilidad, debilidad y desafección del liderazgo formal en un contexto demandante de ilusión, imaginación, credibilidad y coraje.

Participando de este debate, no he podido abstraerme de tres inputs perversos de nuestro contexto inmediato que cobran especial relevancia en estos días: 1) El llamado caso PP-Bárcenas que destroza toda imagen, credibilidad y confianza en la clase política; 2) Los diferentes modos de abordar el derecho a elegir un destino político-económico como pueblos y naciones con tan distintos estilos y principios como el del Reino Unido, tanto para posibilitar la libre decisión de Escocia y en su pertenencia ó no al propio Reino Unido o el Reino Unido en su relación dentro o fuera de la Unión Europea, y el de Catalunya como "sujeto soberano con derecho a decidir" y la distante referencia española a la supuesta rigidez inamovible de una Constitución y una supuesta obligatoriedad europea, como si no sepamos que son tan cambiables o flexibles como los intereses de unos pocos dicten en cada momento, y 3) La respuesta de nuestro Gobierno vasco y su capacidad real de autogobierno para afrontar un estado recesivo de crisis y construir su propio futuro.

Como comentaba al principio de este artículo, la Agenda Global para el 2013 conlleva serios retos no exentos de riesgo. En este sentido, Karen Campbell, del Wharton Risk Center, nos formulaba una interesante pregunta: ¿Cuáles son tus soluciones creadoras de valor ante los cincuenta grandes retos globales? ¿Qué es primero: el riesgo o la oportunidad? ¿La oportunidad genera riesgos o los riesgos crean oportunidades?

Sin duda, Euskadi -con más de 162.000 parados- tiene un extraordinario futuro por delante. Un futuro repleto de oportunidades que, por supuesto, implican enormes riesgos rodeados de innumerables obstáculos. Pero es el momento de anteponer las oportunidades con expectativas de creación de valor para una sociedad que asume los riesgos, consciente de las dificultades, pero necesitada de un horizonte de futuro.

Las necesidades de nuestro país obligan a anteponer complejas oportunidades que permiten crear el futuro y hacer que merezca la pena recorrer el duro camino de la adversidad. Sabemos que nadie garantiza el éxito y que nadie acertará en el 100% de las opciones elegidas. Pero también sabemos que nada llegará por generación espontánea.

Recuperar la credibilidad en la política es tarea ingente solo alcanzable con liderazgo real, ilusionante y comprometido. El rol de las Instituciones es imprescindible para liderar el interés colectivo en los objetivos de largo plazo de los que estamos tan necesitados. Proponer nuevos modelos de relación y pertenencia (en este caso, Estado Español, Unión Europea) facilitadores de un mejor nivel de bienestar y desarrollo y afrontar con éxito los retos y riesgos globales en su impacto concreto para Euskadi, constituyen el camino del éxito ilusionado. Es como decía Kissinger esta semana en Davos, "un compromiso estratégico". Lo demás, no es sino dejarse llevar por el triste panorama del día a día, la desesperanza y la paralizante incertidumbre.

Una vez más, los retos globales exigen una interpretación local cara a definir soluciones adecuadas, propias y únicas. Toda estrategia tiene sus riesgos pero, sobre todo, oportunidades. Es tiempo de no dejar pasar oportunidades. Sin duda, Euskadi sabe mitigar y gestionar los riesgos.