concluido el Athletic-Osasuna en San Mamés le tocó el turno al duelo galáctico que siempre protagonizan el Barça y el Real Madrid, y me queda la sensación de haber asistido a dos espectáculos emocionantes, donde la incertidumbre corrió paralela al generoso esfuerzo de los atletas y los errores que cometieron en el empeño, fruto de la tensión acumulada. Las derrotas en situaciones extremas suelen ser terribles cuando se abre un paréntesis de quince días sin competición liguera.

El Athletic ganó a Osasuna merecidamente y Barça y Real Madrid firmaron una especie de armisticio que deja las cosas como estaban, estupendas para el conjunto catalán, que mantiene los ocho puntos de distancia con su gran antagonista. Tampoco sale mal parado el equipo merengue, que dio buena réplica; ni José Mourinho, que puso a los futbolistas que mejor saben jugar con la pelota porque no le quedaba otra alternativa: tenía que ganar o ganar y, aunque se quedó a medias, sus detractores, que son legión, poco podrán reprocharle. También empataron Messi y Cristiano Ronaldo, vestidos para el partido cumbre con el traje de luces y anotando los goles de sus respectivos equipos. Entonces hay que acudir a las diferencias cualitativas, y como el delantero luso es un chorra al aire sacó a pasear ese repertorio gestual que tanto irrita a los hinchas rivales y público en general. Pero como además el hombre es así de bobo, se hizo recortar en el pelo una V a la altura de la sien izquierda, y cuando marcó el primero de sus goles puso los dedos junto a la muesca, en señal de victoria, quizá pensando que añadiendo esa opereta bufa a sus genialidades futbolísticas le darán el Balón de Oro, y no a Leo Messi, que celebra sus goles con naturalidad, o sea, en plan soso, a entender, claro está, de Cristiano Ronaldo, que es mucho entender. Y todo eso lo hizo junto a Pepe, que le acercó su cara con la mejor de sus sonrisas. Dios los cría...

El crack portugués protagonizó el gol del empate definitivo y persiguiendo la gloria en el marco incomparable del coliseo azulgrana trató de anotar el tercero intentando un remate acrobático, pero le pegó la patada al aire y se dio un costalazo tremendo, y muy doloroso a tenor de sus gestos, que le ha provocado un esguince de hombro. Me acordé de las moralejas que de niño nos decían los curas: Dios te ha castigado, por chulo y soberbio.

En el otro lado, sin Puyol ni Piqué, los centrales titulares del Barça, Tito Vilanova también quiso lucirse aprovechando el susodicho marco incomparable y se dijo: esta es la mía. Le dio un ataque de entrenador y colocó al lateral Adriano de central, junto a Mascherano, un centrocampista reconvertido. La ocurrencia fue desoladora para el Barça, que jugó atenazado, inseguro, más pendiente de cubrirse las espaldas que de practicar su habitual fútbol espectáculo.

Pero concluido el partido del siglo, el Barça sigue como líder, igualado eso sí a puntos con el Atlético de Madrid; el equipo blanco sube hasta la quinta plaza, y resulta que solo tiene tres puntos más que el Athletic.

¡Sólo tres puntos y ya sentíamos el abismo abriéndose bajo los pies!

Reconforta saber que Marcelo Bielsa vuelve a recobrar ese pálpito que tanto nos sedujo, con frases como "estoy triste con lo que pasó, pero ilusionado con lo que suceda" que soltó la víspera de cruzar armas con Osasuna en plena depresión colectiva y con el equipo en puestos de descenso. Además, su colega José Luis Mendilibar alucinaba con lo que le contaban los seguidores rojillos, confiados en que por fin su equipo podía ganar en San Mamés, como si la capacidad autodestructiva del actual Athletic no tuviera límites. Y los tuvo, más que nada porque a sus jugadores les queda un poco de vergüenza (salvo al filtrador) y orgullo y Osasuna está para lo que está, la pelea por eludir el descenso. La inspiración del portero Andrés Fernández evitó la goleada rojiblanca e hizo posible que la desazón llenara la catedral de miedos hasta el pitido final. Aduriz volvió a reivindicarse con un golazo. Lástima los pitidos con los que fue recibido Fernando Llorente cuando le sustituyó en el minuto 70. Que sepa el hombre que seguimos esperándole con ganas, y le queremos en esa pelea, luchando como un jabato por quitarle el puesto al delantero guipuzcoano.