ANDA revuelta la familia del Athletic y surgen las dudas después de la derrota inicial que encajaron los rojiblancos ante el Betis, tras llegar media hora tarde a la Liga y marcharse del partido un cuarto de hora antes de su conclusión. Demasiadas emociones como para que los jugadores no se vieran afectados. Y eso que San Mamés se olvidó de las circunstancias, se centró en el fútbol y animó a los chavales como si le fuera la vida en ello. En ese maremágnum de acontecimientos vividos en la pretemporada fue Marcelo, El Loco, Bielsa el que aportó un grano de cordura al entorno rojiblanco. "Es una situación difícil porque todas las posiciones son comprensibles", dicen que dijo el argentino para definir el estado de ánimo de jugadores, club y aficionados ante las marchas de Llorente y Javi Martínez.
Evidentemente todas las posturas son defendibles. Lo es la de los jugadores que creen que encontrarán más días de gloria en otros clubes grandes de Europa. Lo es la de la Junta Directiva que se enroca en su postura, sabedora de que el beneficio económico es el mal menor en esta fuga de cerebros. Y lo es la de los aficionados, críticos con los que hasta ayer fueron sus ídolos a los que ahora considera traidores.
Es indudable que a muy corto plazo la salida de los dos internacionales creará un quebradero de cabeza tanto a Bielsa y su cuerpo técnico, que deberán probar alternativas con los jóvenes valores de Lezama para seguir optando a casi todo, como a Josu Urrutia y su directiva, que deberán hacer un ejercicio de reflexión para convencer al resto de la plantilla y a los jugadores que se forman en Lezama de que el Athletic no es solo un club de fútbol más.
El Athletic deberá sobreponerse a las posibles ausencias de Fernando Llorente y Javi Martínez. El delantero lo tiene, en teoría, más difícil para salir a estas alturas de temporada, mientras que el polivalente jugador de Aiete está a la espera de que el Bayern y sus asesores fiscales y financieros comprueben todos y cada uno de los detalles que conlleva depositar los 40 millones de su cláusula de rescisión para romper el contrato que le une a la entidad rojiblanca hasta el 30 de junio de 2016.
Y el Athletic sabrá sobreponerse a la marcha de sus dos campeones del mundo, como lo hizo antes cuando sus grandes jugadores emigraron a otros clubes. Se fue Jesús Garay al Barcelona y la directiva presidida en aquel lejano 1960 por Javier Prado acometió la construcción de la tribuna de Misericordia. Siguió sus pasos Alexanco veinte años después y las arcas del club recibieron 100 millones de pesetas. El último equipo campeón se deshizo como el hielo -salieron sucesivamente Zubizarreta, Goikoetxea, Liceranzu, De la Fuente, Sarabia, Noriega y Julio Salinas- y sus sucesores capearon el temporal. Alkorta tuvo que marcharse al Real Madrid entre lágrimas y tomates por la grave crisis económica en la que se debatía el club bajo el mandato de Lertxundi, a quien los socios compromisarios no autorizaron la subida de cuotas. Eskurza y Ezquerro también escucharon cantos de sirena que les hablaban de gloria en azulgrana. Hasta Del Horno emigró a Londres después de que el Chelsea pagara doce millones de euros por su traspaso, la mitad de los cuales empleó Lamikiz en hacerse con los servicios de un juvenil navarro que no había debutado con Osasuna en Primera División y que respondía al nombre de Javi Martínez.
Habrá más días como el de ayer y también volverán las tardes de gloria porque el Athletic, como quedó demostrado ayer con la actitud de sus aficionados en San Mamés, está por encima de todo. Y a los Llorentes y Javis Martínez les sustituirán otros hombres y otros nombres que quedarán grabados a fuego en la memoria de La Catedral. Siempre y cuando conservemos la cordura. La que nos transmitió El Loco.