el dilema ha dejado paso a la decisión. Lo que hace una semana era tan solo una cábala es ya una realidad. Fernando Llorente ya ha comunicado a Josu Urrutia, el presidente del Athletic, su decisión de abandonar el club. La única incógnita que queda por desvelar es si lo hará en las próximas tres semanas o esperará hasta la próxima temporada, cuando concluye el contrato que el delantero tiene en vigor con la entidad rojiblanca. Esa decisión no está en manos del jugador, que deberá esperar que alguno de los clubes punteros de Europa esté dispuesto a pagar una parte muy importante de su cláusula de rescisión. Y en ese punto radica una de las cuestiones que ponen en tela de juicio la gestión de los tiempos por parte del entorno del jugador a la hora de planear su futuro.

La intención del Athletic de renovar el contrato de Fernando Llorente no ha sido una cuestión de días, semanas o meses. Ya lo intentó Fernando García Macua, el anterior inquilino de Ibaigane, cuando su mandato llegaba a su fin. El abogado bilbaino trató de que el internacional, ya para entonces campeón del mundo, estampara su firma con el club rojiblanco. Una propuesta que le habría dado muchos votos en las elecciones que perdió en julio del pasado año ante Josu Urrutia.

El actual presidente del Athletic también ha mantenido una serie de contactos con Chus Llorente, hermano y representante del jugador. Sin embargo, las relaciones quedaron aplazadas cuando el delantero acudió a la concentración de la selección española para preparar la Eurocopa de Ucrania y Polonia. Una cita que podría revalorizar al jugador. Sin embargo, Del Bosque no contó ni un solo minuto con el rojiblanco, lo que desactivó su plan. A la vuelta de la Eurocopa, el máximo representante del club rojiblanco puso sobre la mesa una última oferta en la que mejoraba el contrato actual de Llorente en un millón de euros netos que el delantero rechazó. Los responsables económicos de Ibaigane consideraron que la petición del jugador era excesiva porque prácticamente doblaba los ingresos del segundo jugador mejor pagado de la plantilla, el también internacional Javi Martínez, lo que habría generado una cascada de negociaciones, no ya solo con Fernando Amorebieta y Markel Susaeta, que también concluyen contrato el 30 de junio del próximo año, sino con el resto de jugadores de la primera plantilla, que se sentirían minusvalorados al compararse con su compañero. Bielsa también dejó entrever que la oferta que realizaba el club era suficiente para el rendimiento del jugador. Esta valoración y las veladas críticas que el técnico argentino lanzó contra los pesos pesados del vestuario por su actitud en las dos finales disputadas la pasada temporada tampoco ayudaron a que Llorente diera un paso adelante para continuar en el club donde ha crecido como jugador y como persona.

El estreno oficial del Athletic esta temporada en San Mamés, el pasado día 2, tampoco contribuyó a estrechar lazos del jugador con el club. Los cánticos de "Llorente estamos en crisis" demostraron que una parte de la afición ve desorbitadas las pretensiones de un Llorente al que las redes sociales y los foros rojiblancos tampoco apoyan.

La decisión de Fernando Llorente ha provocado una situación inesperada en el Athletic hasta este mismo verano. Y ahora las dos partes se encuentran entre la espada y la pared por la mala gestión de los tiempos que ha realizado el delantero. ¿Por qué? Porque el jugador debe esperar la oferta de un club que esté dispuesto a pagar una millonada por un jugador que queda libre el próximo 30 de junio y con el que se puede empezar a negociar el próximo 1 de enero. De momento, a Ibaigane no ha llegado ninguna oferta en firme por el internacional. Y es que parece muy arriesgado, y poco previsor, pagar 20 ó 25 millones por un jugador en esas condiciones. Con el agravante añadido, si el Athletic consigue su clasificación para la fase de grupos de la Liga Europa, de que Llorente no podría tomar parte en ninguna competición continental hasta el 1 de enero del próximo año. Pagar su traspaso redundaría también negativamente sobre los intereses crematísticos de Fernando Llorente, ya que si espera al próximo 30 de junio podrá exigir a su futuro equipo una prima de contrato, lo que elevaría sustancialmente sus ingresos.

Eln el caso de que ningún club acuda a su contratación, Llorente deberá cumplir su contrato con el Athletic en una temporada que no va a ser nada fácil para él. Si el delantero no se ha ganado el cariño de la grada pese a sus goles y sus actuaciones -pocas veces San Mamés ha coreado su nombre-, más difícil lo va a tener cuando el aficionado sepa que sus horas como león tocan a su fin.

Pero lo peor es que Fernando Llorente también ha dejado al Athletic, con Josu Urrutia y su Junta Directiva al frente, en una delicada situación. El presidente rojiblanco ha dicho en más de una ocasión que el equipo que quiera fichar a un jugador del Athletic deberá pagar hasta el último euro de su cláusula de rescisión. Esa postura, dicen, ha frustrado las pretensiones del Bayern Múnich que dirige Jupp Heynckes de hacerse con los servicios de un Javi Martínez por el que el club bávaro no estaba dispuesto a pagar los 40 millones de euros que salvaguardan su relación con el Athletic. Ahora, a diez meses de la conclusión del contrato de Fernando Llorente con la entidad de Ibaigane, la directiva debe valorar si acepta traspasar a su goleador por una cantidad inferior a la que reflejan los 36 millones que aparecen en su contrato. Si no lo hace, verá como el delantero se marcha el próximo 30 de junio sin que ninguno de los muchos euros invertidos en él a lo largo de los 17 años que Llorente ha pasado en Lezama reviertan en las arcas de Ibaigane. Y el dinero, aunque en el Athletic no tenga el mismo valor que en otros clubes, serviría para sanear la economía doméstica, afrontar posibles fichajes y hacer frente con mayor solvencia a los gastos generados en la construcción del nuevo campo.

Fernando Llorente ha cruzado la línea, su decisión está tomada. Pero lo que parece claro es que, se resuelva de una manera o de otra, no será buena para el Athletic.