he aquí el argumento con el que Finlandia y Holanda intentarán frenar en las mesas del Eurogrupo y del Ecofin la puesta en marcha del rescate a la banca española acordado en la última cumbre europea. Existe, por tanto, el riesgo de un bloqueo que ya se dejó sentir el viernes con el fuerte ascenso de la prima de riesgo española y con un nuevo descalabro de la Bolsa. La razón estriba en que la posibilidad de adquirir deuda soberana de España e Italia por parte del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) requiere la unanimidad de los 27 países miembros de la UE, excepto en los casos en que sea necesario actuar con urgencia, que sólo requiere la decisión de los gobiernos de los países que representen el 85% del capital suscrito.

En esta última posibilidad, los dos países citados representan el 7,5 % del capital lo que deja un margen de maniobra, si no fuera porque Merkel está recibiendo muchas críticas en Alemania por su condescendencia hacia los países enfermos del sur está siendo muy criticada en su país. La propia UE tampoco se fía (ni tiene motivos para ello) de Rajoy, al que pide alguna señal inequívoca de que cumplirá su palabra de acometer fuertes recortes, ni de la banca española, cuyas necesidades de recapitalización deben contar con la plena garantía para su devolución.

Claro que, el presidente español se resiste a presentar las medidas en tanto no tenga la certeza de esas ayudas europeas para presentar los duros recortes sociales como un mal menor. En este juego del gato y el ratón, quien tiene la sartén por el mango es la UE y los países socios con mayor solvencia financiera que no quieren poner en peligro su salida de la crisis al destinar o hipotecar parte de su capacidad inversora en salvar a unos bancos que no solo han cometido muchos errores por la avaricia de sus gestores, sino que siguen sin depurar responsabilidades.

La solución no es fácil ni gratuita. Un total de 160 economistas alemanes, encabezados por Hans Werner Sinn, el director del Instituto IFO de Múnich, denuncian, en una carta remitida a Merkel, que "no es aceptable que los contribuyentes, los jubilados y los ahorradores de los hasta ahora países más sólidos de Europa respondan de las deudas y de las enormes pérdidas ocasionadas por las burbujas inflacionarias de los países del sur" y sentencian: "no se va a salvar al euro, sino a los acreedores de los bancos".

Apoyando estas ideas, una encuesta de la revista Der Spiegel señala que un 48 % de ellos, la mayoría pensionistas, se pregunta qué puede pasar con sus ahorros y sus pensiones. Y ahí es donde ponen énfasis los 160 economistas, quienes ven el futuro de la Eurozona en peligro si se hace realidad la Unión Bancaria, al considerarla peligrosa e injusta. Tanto la carta de los economistas, como la encuesta, pueden ser determinantes respecto a la postura final de Alemania. De momento, Merkel ya se ha reunido con sus socios de gobierno, aunque se desconocen las conclusiones.

Abundando en sus críticas, los economistas alemanes recuerdan que las deudas bancarias triplican a las de los estados de la zona euro y se preguntan por qué han crecido algunos bancos y por qué no se deja caer a otros: "Si los bancos no pueden pagar sus deudas -proclaman los expertos- no deben ser los contribuyentes quienes carguen con ellas, sino todos aquellos que han invertido en esas entidades. Son ellos, además, quienes cuentan con el capital preciso y quienes han llevado a cabo operaciones de riesgo".

Ahora bien, ¿quiénes son esos inversores? Pues las grandes fortunas, muchos de cuyos titulares eluden al fisco en paraísos fiscales, y los fondos internacionales de inversión, cuyo objetivo es (sí o sí) la rentabilidad para sus clientes. Unos fondos que apenas han pestañeado con la bajada del precio del dinero en el BCE y que mantienen su política de acoso y derribo a todo lo que vaya en contra de sus intereses.

Prueba de ello es la carta que 11 de esos fondos, que dicen contar con 9.000 millones de euros en activos del sector energético español, han enviado al Gobierno advirtiendo que reducirán sus inversiones en el país y emprenderán acciones legales si la reforma energética que prepara el Ejecutivo les perjudica. Como verán, no se andan con medias tintas y quieren hacer la valer la fuerza de esos 9.000 millones que buscan rentabilidad financiera en plena recesión económica.

Pues bien, con este panorama se afronta una semana complicada y tortuosa. El calendario es exhaustivo. Hoy mismo se reúne el Eurogrupo para analizar el primer borrador del rescate a la banca española, y mañana lo hará el Ecofin con el mismo fin, aunque en probable que hasta el próximo día 20 no se conozca el texto definitivo. Antes, pasado mañana, comparece (por fin) Rajoy en el Congreso, donde se espera conocer el grueso de las medidas que aprobará el Consejo de Ministros el viernes. En consecuencia, la semana que hoy empieza puede traer una gran volatilidad en los mercados financieros con sensibles fluctuaciones en la prima de riesgo por la indefinición de las medidas a tomar para rescatar a la banca española.