LA tele es una gran fábrica con tres áreas: entretenimiento, ficción y mensajes. De las dos primeras se ocupan, con patente no exclusiva, los canales privados que suministran diversión continua y sueños paliativos, mientras que los mensajes son cosa de la pública, púlpito de los propósitos inconfesables del Estado. TVE ha cumplido, desde el franquismo a la democracia formal, su función propagadora y hoy, en la hora trágica de la crisis, también se compromete a producir los mensajes pertinentes. Tiene nuevo presidente y ha sustituido al director de informativos, dos piezas clave para que la fábrica alcance su óptimo nivel de rendimiento. Pronto renovará las caras de los telediarios y debates. Y el catálogo de mensajes está preparado, obra de los sociólogos de La Moncloa. ¿De qué quieren convencernos?
El primer mensaje es simple y falaz: los sacrificios de hoy son el bienestar de mañana, de forma que debemos asumir este período de privaciones como una épica nacional. El segundo nos dirá que a Rajoy le concierne la sublime labor de salvar a España y evitar su expulsión del paraíso del euro, por lo que hemos de verle como un líder providencial e infalible. El tercero se refiere a la vivencia penitencial de los recortes, de los que nadie puede sentirse ajeno porque todos "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades", esa fábula en la que los jefes del PP diluyen su culpabilidad. El cuarto nos hablará de que la poda de derechos es, en realidad, un gran programa de modernización del Estado y una oportunidad trascendental. Y el quinto mensaje nos contagiará del sentimiento de declive y encrucijada histórica de España, similar al 98, y que como entonces necesitamos experimentar cierta purificación patriótica.
Los cinco mandamientos de Rajoy se encuentran con el obstáculo de que TVE es ahora la tercera cadena en audiencia, tras Telecinco y Antena 3, como resultado de la democracia recortada que pretende enaltecer. Pero lo ruinoso para la fábrica de mensajes es que el pensamiento eslogan ya no funciona. Gracias, crisis.