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El empleado

según los últimos rumores, huellas e indicios que se tienen del asunto, Marcelo Bielsa seguirá en el Athletic. Lo ratifica además Radio Macuto, aunque nada dice de momento, porque nada tiene que decir, Josu Urrutia, y en todo caso lo dirá cuando se dé el caso o la real gana de decirlo.

Aunque mirado de otra forma, tampoco hay nada que añadir a lo ya dicho, puesto que tampoco Marcelo Bielsa ha presentado su dimisión, ya que para él la palabra dada tiene peso de ley, ni Josu Urrutia decidió en momento alguno despedir a este gallardo empleado aprovechando las facilidades que ha dado a los patronos Mariano Rajoy con el propósito de reactivar, tiene gracia, el empleo y reanimar la maltrecha economía.

En resumidas cuentas, en el Athletic no ha pasado nada trascendental, si por eso entendemos una fractura irreparable entre el entrenador y la directiva que nos trajo al recuerdo el conflicto concitado por Javier Clemente y Manu Sarabia, de génesis diferente aunque de consecuencias dramáticas. Sin embargo lo que ha pasado es lo suficientemente importante como para que se aclare, y así lo demanda el pueblo estupefacto.

He de reconocer mi fascinación por Marcelo Bielsa. Trajo consigo al Athletic un estilo de fútbol que entusiasma y despierta admiración, pero también un rigor con el trabajo y la auto exigencia máximos, comenzando por él mismo, que ha convertido su labor en un empeño obsesivo. Y esa faceta de su compleja personalidad ya la sabía Josu Urrutia cuando optó por su fichaje.

De ahí, probablemente, nace el enfado descomunal del entrenador por las famosas obras de Lezama ("no es que no se terminaran, es que se hizo mal sabiendo que se hacía mal", dijo en su famosa denuncia pública sobre un proyecto concebido y fraguado, ojo, por él mismo, y que pesó mucho en las arduas negociaciones para su renovación).

La directiva del Athletic respondió con un comunicado en el que aseguró que todo marcha de forma correcta, desautorizando al preparador argentino de una forma contundente, especialmente apreciable al referirse a él como un empleado.

Sugiere una predisposición canalla semejante término. Desprende un tufillo a capitalismo salvaje, como si quisieran provocar una reacción enloquecida de Bielsa. Podían haber puesto señor trabajador, aunque suene a ripio. O simplemente escribir "las declaraciones del entrenador", frase que habría pasado desapercibida, desnudando de toda carga simbólica la contestación del club.

La disparidad absoluta entre el preparador americano y la directiva hasta en los jugadores pedidos por uno y contratados por el otro; o el silencio estridente que siguió a la tormenta, ha dado pábulo a todo tipo de especulaciones, y en esas volvemos a estar a causa de parquedad de palabra entre los protagonistas del entuerto.

Urrutia, en cambio, sí habló el mes pasado cuando no había contencioso alguno, ni razón poderosa, lo cual no está mal, e incluso dejó alguna palabra a guardar por si acaso. Por ejemplo aseguró taxativamente que Javi Martínez solo dejaría el Athletic si alguien abona los 40 millones de su cláusula de rescisión y si dicho empleado consiente. La referencia viene dada cuando arrecia el fragor que supuestamente tiene el Barça por su fichaje. Tito Vilanova ha pedido la contratación prioritaria de un central y además se ha quedado sin un centrocampista defensivo como Seydou Keyta. Javi Martínez encaja como anillo al dedo, pero la entidad blaugrana no está dispuesta a pagar la cláusula del navarro. O cuarenta o nada, así de claro ¿no?

(¿Se han dado cuenta cómo suena eso de llamar empleado a una persona que como Javi Martínez gana millones de euros?)

En dicha comparecencia, Urrutia también dejó diáfano que la última oferta del club para la renovación del empleado Fernando Llorente no se mueve: 4,5 millones anuales libres de impuestos que el delantero no aceptó con la indisimulada intención de aumentar su caché internacional a poco que luciera palmito jugando algún minuto en la Eurocopa, cosa que no ocurrió, y no solo en los anuncios publicitarios. Imagino que habrá tomado buena nota el delantero riojano, más que nada porque ya hay un recambio en Aritz Aduriz, todo entusiasmo en su regreso; tampoco es para tanto lo suyo y las cifras que se manejan resultan hasta obscenas para esta época de penuria y masivos recortes salariales.