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Los chicos del frac

Los chicos del fracFoto: Oskar Martínez

EL reencuentro con Joaquín Caparrós ha dejado una sensación de tedio en el ambiente rojiblanco, pobre Caparrós. No merece semejante prólogo, más que nada por los cinco años que pasó al frente de las criaturas que dan forma al Athletic, a muchas de las cuales hizo hombres, como si fuera un implacable sargento de milicias. Sobre todo quedará para siempre jamás en un rincón de nuestro corazón, no en vano ayudó a espantar aquellos fantasmas del descenso y preparó un equipo bizarro al cual Marcelo Bielsa ha retejido con alas de seda.

El técnico sevillano, además, asumió sin resquemor alguno su salida del club junto al expresidente Fernando García Macua. Le sobra elegancia en la victoria y ofrece donaire en la derrota. Por si fuera poco, saca a relucir su buen rollete, alardeando de bilbaino si hace falta, de ardiente socio dispuesto a desgañitarse por su equipo en la final de Copa frente al Barça, el 25 de mayo, si le toca entrada en el correspondiente sorteo, y no te cuento nada respecto a la Europa League. Tampoco con su nuevo empleo nos ha dado mucha guerra, sino todo lo contrario. El Mallorca apenas opuso batalla en la eliminatoria copera ante el Athletic y ayer vino a San Mamés como de puntillas, sin molestar más de lo previsto, a sabiendas de que el equipo mallorquín, tras vencer el jueves en Santander, prácticamente ha eludido la amenaza del descenso. Y ya se sabe que el conjunto rojiblanco tampoco está para alardes y se trabuca cuando se mide con los modestos del campeonato. Es lo que tiene un partido que transcurre entre la modorra y el tedio. Que termina por sembrar la incertidumbre, y el desasosiego, vistos los antecedentes, ante la probabilidad (estadísticamente alta) de que el rival de turno, agazapado en la nada, empate o gane con el último pelotazo.

Por eso tardó Marcelo Bielsa más de la cuenta en cambiar a Fernando Llorente, cuando cumplió con su rutinario trabajo (bendita rutina la suya) anotando de cabeza el único gol de encuentro, tal y como hiciera una semana atrás contra el Sevilla, comprobado que sus fuerzas flaqueaban y hay que cuidarle como oro en paño. Y también por eso, porque no se fía, Bielsa volvió a apostar por Ekiza en la necesaria sustitución de Herrera para así reforzar el concepto defensivo del equipo.

Dicho lo cual, a la sombra de tan proceloso preámbulo, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid pero antes surca Palencia, viene que ni al pelo rescatar aquella lapidaria sentencia que Joaquín Caparrós acuñó en el Reyno de Navarra tras derrotar a Osasuna en el último suspiro, al término de un partido horrible, y que ha quedado grabada a modo de injusto memorándum filosófico: "Déjate de imagen: clasificación, amigo. Tres puntos, estamos ahí, y hay que hacerlos buenos".

El técnico sevillano, que ya suena en los mentideros como favorito para sustituir a Unai Emery en el Valencia la próxima temporada, hizo buenos aquellos puntos, y otros tantos arrancados a la competición sin brillo, pero con la eficacia de abrir al Athletic las puertas de la Europa League, y por aquello ocurre esto, es decir, que ya hemos olvidado el partido de ayer frente al Mallorca, pues apenas deja en la memoria el rastro de un triunfo seco pero rentable, y nos aprestamos a vivir las semifinales de la Europa League ante el Sporting de Portugal con la mirada puesta en Bucarest, la sede de la final, la eventualidad de un título continental tan cercano como factible, porque es entonces cuando el Athletic desdeña a Caparrós y su posibilismo especulativo y se acicala, y seduce, y saca sus alas de seda para seguir volando alto, convertido en la comidilla de todo el orbe futbolístico.

Así que estamos encantados de la vida, porque además de la tremenda ilusión que provocan las finales, la victoria ante el Mallorca reactiva otro desafío descomunal, pero igualmente viable, como es una plaza para la próxima Liga de Campeones, a tiro de solo seis puntos.

Sin embargo habrá que tener en cuenta que hay otros siete clubes persiguiendo esas dos plazas aún sin dueño, y que hay cuchilladas por conseguir un lugar en Europa y lo que te rondaré morena habrá en los cinco encuentros que restan para la conclusión de la Liga. En consecuencia, ya es hora de que los hombres de Bielsa se pongan el elegante frac que lucieron contra el Manchester o el Schalke, y más ganas, furia y barro también ante el Racing o el Zaragoza. ¡Clasificación, amigo!