EL paso del tiempo, el amor, el ciberacoso y la imbecilidad humana son los temas tratados en las obras teatrales este fin de semana en Bizkaia. La influencia que el tiempo tiene en nuestras vidas fue una obsesión para el autor inglés John B. Priestley. En El tiempo y los Conway cuenta la historia de una familia acomodada en un barrio industrial a las afueras de Londres. La acción se desarrolla entre los años 1919 y 1937, desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta las vísperas de la Segunda. En el primer acto están contentos por el final del primer conflicto; en el segundo se hallan preocupados porque va a comenzar otro; el tercero está al final, claro, pero su acción corresponde al intermedio. Los atractivos de esta pieza son muchos. La resolución de este juego temporal ya la colocan entre las mejores. Se puede ver en el Teatro Barakaldo.

Claudio Tolcachir es un autor y director teatral argentino de valor contrastado. También es actor y pedagogo. Se le descubrió aquí con La omisión de la familia Coleman.La omisión de la familia Coleman Se consolidó con Tercer cuerpo. Está recogiendo premios por su adaptación de Todos eran mis hijos, de Arthur Miller. Ahora llega al Arriaga con El viento en un violín. Trata sobre el amor en sus diversas formas. Cuenta las historias cruzadas -especialidad del autor- de "mujeres que buscan un hijo; madres con hijos, desesperadas por asegurarles la felicidad; e hijos desesperados por encontrar su lugar en la sociedad".

El término Grooming se utiliza para referirse al ciberacoso sexual. Es también el título que llega al Teatro Social de Basauri. La dirección es de José Luis Gómez y el texto de Paco Becerra. Denuncia la perversión en la comunicación entre las personas y expone la necesidad del ser humano de escapar de la realidad. Y la estupidez está generosamente repartida entre los humanos; se puede comprobar en la nueva representación de La cena de los idiotas, La cena de los idiotas,en el Euskalduna. Algunos ya lo vieron en la película original de Francis Veber, que es también el autor de la comedia. La versión que ahora vuelve insiste en los aspectos cómicos (el humor ayuda a comprender el mensaje). En la anterior estancia, los mayores elogios se los llevó el actor Agustín Jiménez.

La Fundición propone el espectáculo Durm & dance, un estreno en la Península. Todo comenzó cuando el músico belga Michel Debrulle le propuso al bailarín compatriota Thomas Hauert improvisar hasta superar los límites de sus propios estilos. Van desde la tradición hasta lo contemporáneo, pasando por el folklore y el jazz. En el Pabellón 6 se va a disputar un Match de improvisación, con participación de actrices, actores y asistentes. En el Teatro Campos hay varias ofertas. El mago de Oz, el musical, una versión modernizada de la película que lanzó a Judy Garland; Olaguibel 1808, una fusión de cine y teatro en homenaje al arquitecto, y los títeres de Rosa Martínez traen Etxean goxo.