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El azar y sus historias

El azar y sus historiasfoto: zigor alkorta

Si no se le hubieran escapado nueve puntos en los últimos minutos, como así ha ocurrido, el Athletic tendría en estos momentos 39 y, en vez de ocupar una discreta novena posición en la tabla clasificatoria, estaría en la cuarta, tan ricamente instalado en los puestos de la Champions.

Hay que buscar culpables a semejante desbarajuste y yo tengo uno: Javi Martínez. Frente al Espanyol, en San Mamés, hace nueve días, se resbaló y dejó el balón a huevo para que Albín anotara el 3-3. O sea, dos puntos menos. El pasado sábado acabó expulsado en el estadio Benito Villamarín hacia el minuto 63, dejando a sus compañeros solitos, con lo dura que estaba la faena contra el Betis. Finalmente, hacia el minuto 89, Nelson tiró desde fuera del área contra la portería de Iraizoz y el balón encontró un hueco, el hueco que debería haber cubierto el bizarro zaguero navarro, pero el bizarro navarro ya no estaba, y entró. Y otro punto que se esfuma por culpa de Javi Martínez, y mejor no remontarse más allá, porque seguro que encontramos otra huella.

En su descargo, es cierto que el hombre marcó el gol del Athletic al Betis, como también hizo el tercero al Espanyol, pero eso no cuenta al respecto, pues se trata de construir una historia absolutamente infectada por la manipulación. En consecuencia se descarta el imponderable arbitral, pues al mozo estellés le enseñaron la segunda tarjeta amarilla, con la consiguiente expulsión por grandullón, ya que en plena carrera se le metió entre las piernas Jonathan Pereira, un tipo canijo que, por pura inercia, acabó rodando por los suelos, abusón, más que abusón.

Por descontado que no prestamos atención al gol de Gaizka Toquero en el minuto 86 frente al Zaragoza en La Catedral (2-1) y otros factores a favor porque sobran en esta adúltera historia, así que, resumiendo, el Athletic se ha dejado nueve puntos en el camino por desatención descarada, lo cual ha desplazado al equipo bilbaino de las plazas europeas. Podemos darle vueltas a la perdiz y seguro que encontramos el trazo adecuado para reconstruir los hechos según convenga, descartando el misterio que encierra el puro azar.

El azar quiso que el Athletic tuviera un sorteo de Copa la mar de bonancible, como a propósito para alcanzar la final por camino de rosas, y entonces no hubo ninguna cábala retorcida: Oviedo, Albacete, Mallorca y Mirandés. El azar, sin embargo, colocó a Osasuna en el lado canalla: primero el Barça, probablemente el Real Madrid después y mas tarde el Valencia. Una misión imposible.

Caprichoso azar: Osasuna tuvo que ser quien precisamente ha descabalgado al Barça de la carrera por el título liguero con una victoria imprevista, si tenemos en cuenta los antecedentes. A saber: 8-0 en el partido liguero del Camp Nou, y en la Copa un global de 6-1. Un auténtico saco de goles, se dijo Pep Guardiola. A diferencia de Marcelo Bielsa, que siempre puso a los mejores en la senda copera, por muy de Segunda B que fueran los contrarios y sublimando la trascendencia del lance, el técnico catalán miró por encima del hombro al equipo rojillo, hizo sus cálculos y colocó el Reyno de Navarra un equipo potente, pero no al mejor posible, y las consecuencias han sido fatales para las aspiraciones azulgranas.

Osasuna, el pim, pam, pum favorito del Barça, doblegó al campeón y vació de contenido la emoción que tenía la lucha por el título liguero entre los dos gigantes futbolísticos.

Guardiola lo dio por descontado una vez terminado el partido en el Reyno, y sus presagios se confirmaron anoche con la victoria del Real Madrid sobre el Levante, curiosamente el primer equipo que osó derrotarle en la presente temporada, para más gloria de Cristiano Ronaldo, que marcó tres goles y alcanza la fabulosa cifra de 27 dianas en 22 partidos, y de José Mourinho, cuyo ego ya sobrepasa la cima del Everest.

Por si acaso, ahí estuvo el colegiado Undiano Mallenco, que no tuvo redaños para expulsar a Sergio Ramos por una alevosa patada a Del Horno y sí los tuvo con Iborra en la jugada del penalti.

La competición recobra los tintes de antaño, cuando los vientos siempre soplaban en la misma dirección, los culés entonaban el fatalista aquest any tampoc y el Barça afilaba sus garras para salvar el curso en el cuerpo a cuerpo de una final, razón que por repetida acabó destronado al Athletic de su reinado copero.

El consecuencia, el revés liguero hará aún más codicioso y fuerte al Barça en la final de mayo, donde Javi Martínez, desde luego y como siempre, volverá a ser ese futbolista tan sagaz como imprescindible.