Qué divertido es el fútbol
EL Athletic ha estado en un tris de batir al que está considerado el mejor equipo del mundo (para mí lo es) y probablemente también de todos los tiempos, y con decir esto se expresa casi todo sobre un partido inmenso, de los que dejan huella por su majestuosidad, disputado sin tregua bajo las durísimas condiciones impuestas por la climatología y que definitivamente ha cerrado el debate sobre Marcelo Bielsa, tildado de vende burras por egregias figuras de la opinión balompédica, y la evidente transformación que está experimentando el Athletic bajo su magisterio, porque la exhibición de vigor físico y ciencia futbolística desplegada anoche en San Mamés culmina además diez partidos consecutivos sin conocer la derrota, luego no es casualidad el sucedido, y sugiere sensaciones de felicidad para el futuro.
"Voy a por ti, por muy súper Barça que seas", le dijo el Athletic al campeón de Europa y eso es grande, porque además fue verdad. Asombró la predisposición altanera de los jugadores rojiblancos de progresar hasta la portería de Víctor Valdés con los mismos argumentos futbolísticos que utilizan este descomunal elenco de futbolistas, pasando por alto sus limitaciones en comparanza, hasta cortar y dejar el récord de imbatibilidad del meta catalán en 898 minutos. Tanto es así que hubo la sensación evidente, mediada la segunda parte y con el marcador igualado, de que el Barça estaba a punto de claudicar, que no podía domeñar a su irreverente rival; que el proverbial mito de los once aldeanos, transformado por Marcelo Bielsa en una especie de Carlos Gardel con guitarra eléctrica, carcomía las recias estructuras que sustentan a esta máquina perfecta de triturar adversarios.
Conviene recordar que Guardiola viajó un buen día hasta el oráculo de Rosario, allá en la Argentina, para pedir consejo al maestro Bielsa, y con él estuvo hablando sobre fútbol durante once horas, detenido el sentido del tiempo con tanto embeleso.
Conviene recordar también que el técnico azulgrana se dejó de rotaciones y puso al mejor Barça posible, teniendo en cuenta las exigentes condiciones del escenario de juego, porque esperaba un rival de fuego, y por eso le salió después del alma un "sois unos bestias", reconfortado por el empate que arrancó del pantanal bilbaino en el último minuto gracias el gol de Lionel Messi.
Lo cierto es que uno no puede abstraerse de la emoción, y se pone engolado y solemne, y claudicar en toda regla al fragor de la pasión, e intenta pintar con tintes épicos lo que ha sido un simple partido de fútbol. En consecuencia, conviene pasar por alto algunos detalles.
Por ejemplo, que el segundo gol marcado por cada contrincante surgió de sendos accidentes, pero no es momento de sacar defectos a un elenco de futbolistas capaz de ofrecer tan enorme espectáculo.
Tampoco merece ser destacado, más allá de la pura anécdota, que Messi por fin anotó su primer gol en La Catedral, y ocurrió cuando ya no estaba sobre el césped Fernando Amorebieta, elPuma de Cantaura, que antes había dejado el campo de batalla tras una de esas incontinencias absurdas que de vez en cuando le atacan sin venir a cuento y que le han convertido en el futbolista del Athletic con más expulsiones en la historia del club, batiendo el récord que compartía precisamente con su jefe, Josu Urrutia.
Rota la enorme racha de imbatilidad de Víctor Valdés, la prueba más evidente de la contumacia rojiblanca, el Barça sale del desafío algo maltrecho y a tres puntos de distancia del Real Madrid, que horas antes se había merendado literalmente a Osasuna. El Madrid le hizo un siete al equipo rojillo, uno menos de los que recibió en el Camp Nou, aunque en su descargo habrá que recordar que Mendilibar tenía siete bajas y anotó un gol de listo, para sonrojo de la tropa blanca y enojo de su entrenador, el inefable José Mourinho, circunstancia que aprovechó para denostar al árbitro de turno, y de paso alabar a los angelicales Ultra Sur porque "animan" criticando al resto de la pagana afición por lo contrario. Al parecer, Mourinho no puede pasar un mes sin pisar un lodazal, con lo bien que le van las cosas.
Hay una lección aún pendiente por aprobar. Pese a las goleadas recibidas, Osasuna tiene los mismos puntos que el Athletic. El Barça es lo que es porque tiene un talento fabuloso y se emplea con la misma entrega y codicia esté enfrente el Real Madrid o la Balompédica Cacabelense.