El pasado sábado Joaquín Caparrós debutó como entrenador del Mallorca frente a un rival tan complicado como es el Valencia, cumplió además 55 años y de súbito rebrotó espléndida la flor carmesí que tantas veces adornó su carrera futbolística.

Parecía la flor marchita tras su salida del Athletic, después de haber alcanzado las metas exigidas, y su estrambótica experiencia en el Neuchatel suizo cuando enseguida le salió empleo en Mallorca. Llegó el día del debut, y asumida la derrota bermellona, hacia el minuto 90 del partido, una mano involuntaria del turco Mehmet Topal dentro del área valencianista acabó en penalti, y el penalti en gol, y la derrota en victoria moral y Caparrós brindó con champán por sus 55 años y su buena estrella: "Un empate ante todo un Valencia está muy bien", clamó el técnico andaluz, y añadió: "¿Imagen?, ¡qué imagen!, ¡clasificación, amigo, clasificación!".

No sé si realmente dijo eso, que probablemente no, o ha sido el subconsciente, no en vano la susodicha frase ha quedado fijada en fuego como blasón de su trayectoria rojiblanca. ¿Recuerdan? Estadio Reyno de Navarra (antes y otra vez El Sadar, tras el reciente tijeretazo del Gobierno Foral a la subvención que destinaba al club rojillo), trigésimo segunda jornada de la Liga 2010/11. Último minuto del partido y ¡goool de Muniain! tras aprovechar un estupendo regalo del portero rival, Roberto, que el menudo jugador navarro celebró de aquella manera, llevándose una mano a la oreja, como diciendo, ¿y ahora qué me decís?, gesto que sentó a cuerno quemado a la parroquia osasunista, no en vano significaba además el 1-2, la victoria extrema del Athletic tras un horrible partido, la quinta plaza clasificatoria y a ese Caparrós crecido, con la flor carmesí recién regada por la fortuna, respondiendo a la pregunta ladina del periodista con su lapidario: "¿Imagen?....".

Pero, esperen, no se vayan, que aún hay más: San Mamés, partido de ida, décimo tercera jornada. Minuto 92: Gurpegi remata junto al primer palo al saque de esquina y ¡goool!, el 1-0, la lúcida flor carmesí, y Osasuna que regresaba a sus feudos compuesto y sin puntos, y otra vez en el jodido último minuto, y desairado por otro navarro de pro al servicio de la causa bilbaina.Con esa realidad aún candente, clavada como un puñal en el corazón del hincha rojillo, va José Luis Mendilibar, vizcaino de Zaldibar y a la sazón entrenador de Osasuna, y no se le ocurre otra cosa que decir en vísperas: "El Athletic es el que le ha dado dinero a Osasuna los últimos años y, por eso, Osasuna tiene que estar agradecido del Athletic", y se armó la mundial.

A falta de la flor carmesí, que ya luce en el pecho bermellón de Joaquín Caparrós, Mendilibar regresa a San Mamés metido en un jardín suntuoso si tenemos en cuenta cómo arden los foros osasunistas, indignados con tamaña bilbainada.

Más le vale a Mendilibar que sus muchachos se apliquen y sepan domesticar al fiero león en su guarida, porque, de lo contrario, probablemente se lo van a comer crudo.

Se ha puesto interesante el derbi de hoy, sobre todo porque la afición rojiblanca aguarda esperanzada a que el Athletic gane deleitando, es decir, ofreciendo una buena imagen y escalando en la clasificación después de vencer con ley a Osasuna. Pero también porque este tipo de partidos enardece al personal, sobre todo al hincha que se ha sentido de alguna manera mancillado y clama venganza.

Lo cierto es que es una verdad absoluta que el jugador navarro de Osasuna suspira y aspira a fichar por el Athletic para medrar económica y futbolísticamente, lo cual implica además dinero fresco y abundante para las arcas del club rojillo, que tiene en el palacio de Ibaigane a una de sus principales fuentes de financiación. Porque gratis, que yo sepa, no llegan sus jugadores, luego Mendilibar tiene más razón que un santo cuando dijo lo que dijo, por muy digno que se ponga Patxi Izco, el presidente de Osasuna, que se transforma en un basilisco si es el Athletic quien se lleva a uno de sus muchachos y en cambio saca la alfombra persa si, por ejemplo, es el Málaga quien paga un dineral por el traspaso de Nacho Monreal.

De igual manera, actualmente no se comprende el Athletic sin el factor navarro, pues son los futbolistas del Viejo Reyno quienes articulan y dan forma y contenido al equipo rojiblanco.En la vida animal y vegetal a eso se le llama simbiosis; y si nos ponemos trascendentes, armonía astral. Son circunstancias que deberían llevar a una y otra afición a olvidarse de rencillas pasadas, se hermanen en buena lid deportiva y estén predispuestas a reconocer los méritos de uno y otro contrincante.

Dicho lo cual, sería oportuno que el Athletic dejara clara su victoria antes del último minuto, más que nada para evitar traumas y complejos al hincha rojillo, que la salud es lo primero. Ante todo, conviene aconsejar mesura gestual a Iker Muniain, a quien el club rojiblanco le ha aplicado la mordaza los días previos al derbi (¡tres hurras por la libertad de expresión!), por aquello de la armonía astral y el buen rollo. También estamos expectantes por observar cómo llega Fernando Amorebieta, convertido en el nuevo héroe bolivariano de Chávez después de noquear con la vinotinto a la mismísima Argentina de Leo Messi.