Errores y enmiendas
La enorme Bandera de La Concha (enorme por tamaño y aun más enorme por prestigio) ondeó con ganas en el puerto donostiarra y luego con frenesí en Bermeo, que en pleno día grande de sus fiestas celebró como se merece la conquista de tan preciada regata, poniendo sordina a una temporada polémica y convulsa.
Del personaje que hace un año desató la tormenta con sus acusaciones de dopaje sobre la tripulación de Urdaibai cuando ganó su primera Bandera de la Concha, además de la Liga ACT, pese a que sus remeros pasaron sin mácula todos los controles realizados, aunque finalmente dichas imprecaciones cristalizaron en un proceso judicial, poco o nada se supo.
Se conoce, eso sí, que José Luis Korta contribuyó sobremanera en el naufragio de Kaiku en la primera jornada de La Concha eligiendo la trainera negra, una de las razones en la que se sostuvo la debacle de La Bizkaitarra en la procelosa mar y la victoria virtual de la Bou Bizkaia. También se sabe que el entrenador de Kaiku se negó a competir ayer, arrojando por la borda la posibilidad de haber logrado al menos un triunfo moral sobre Urdaibai, sacando de la bancada de la trainera sestaoarra a tres de sus remeros titulares, otorgando en consecuencia una ventaja añadida al bote bermeotarra, que rubricó su éxito con absoluta autoridad.
O sea, que Korta metió la pata el primer día de La Concha y se rindió el segundo, para mayor dicha de su gran rival. Con lo listo que es el hombre. Cuando gana, claro.
Pese a todo lo que ha pasado, afortunadamente entre la hinchada de Urdaibai y Kaiku no hubo altercado alguno digno de mención, lo cual quiere decir que la afición ha reaccionado de forma sensata a la marejada, y las cuitas que han mantenido los entrenadores de ambas traineras no fueron más allá de la indignación por los supuestos agravios llegados desde el bando adversario. El dato es significativo sobre todo porque el próximo sábado se disputa la Ikurriña de Bermeo, donde el duelo que sobre el agua que mantienen ambas traineras tiene pinta de convertirse en una especie de desafío final.
Por un lado, La Bizkaitarra puede tomarse cumplida venganza coronándose prácticamente campeón y por primera vez en su historia (¡ojo al dato!, que no es ninguna tontería) de la Liga San Miguel, sojuzgando de paso a la Bou Bizkaia y llevándose como botín él pendón de Bermeo.
Y a la inversa, Urdaibai tendrá la oportunidad de refrendar que tiene la mejor trainera del Cantábrico, y que solo una descalificación, en la Bandera Ambilamp, habría privado a la Bou Bizkaia de ganar, también y además, la Liga ACT.
Con lo que le gusta a José Luis Korta ejercer de pirata, seguro que se estará relamiendo de gusto ante el reto que asoma en lontananza.
Pero mientras, mejor que siga calladito y con la lengua atada porque su jefe, José Manuel Monje, lo mismo se pone digno y felicita a Urdaibai con buen talante deportivo que de seguido deja caer que a lo peor tiene que pedir protección para acudir a Bermeo, poniéndose la venda en una herida inexistente y removiendo otra vez la ciénaga sin necesidad.
Marcelo Bielsa, por ejemplo, dio el pasado viernes una lección al respecto, entonando su mea culpa por haber apartado del grupo a Koikili y Ocio, conculcando sus derechos, hasta el punto de sentirse avergonzado y admitirlo públicamente. Semejante proclama llamó la atención, por rara entre la grey de los entrenadores, que pocas veces reconocen sus errores y de forma tan considerada.
Bielsa también dijo ese día que tenía el asunto más o menos claro, y la hora de la verdad demostró que de eso, nada, o menos de lo esperado, sobre todo porque la derrota del Athletic frente al Espanyol, sin duda inferior, se fraguó en sus contradicciones. Sobre todo respecto al inquilino del lateral izquierdo, auténtico agujero negro del equipo rojiblanco desde hace mucho tiempo. Por el experimento con Iñigo Pérez en esa demarcación comenzó perdiendo el Athletic, pues un despiste descomunal del chico propició el primer gol españolista, lo mismo que en otro error de Iraizoz se maceró el segundo, y definitivo tanto, corroborando que el Athletic se las pinta como nadie autoinmolándose y que el eminente profesor argentino aun navega por un mar de dudas, según demostró corrigiendo sobre la marcha, y a golpe de infortunio, todo aquello que había ensayado.