El regreso del Granada a Primera División después de 35 años de ausencia echó el cierre oficioso al curso futbolístico 2010-11 de mala manera, con trifulcas, insultos de ida y vuelta, algún golpe que otro y una enigmática frase dicha por Juan Carlos Ramírez, máximo accionista del Elche: "No vamos a descubrir ahora quién está detrás de este club...", dijo. ¿Se refiere acaso a la familia Pozzo, dueña del Udinese italiano, y de una proposición de esas que no se puede rechazar al trío arbitral?, que con dos errores de bulto (anular un gol legal señalando un fuera de juego inexistente y comiéndose un penalti) cambió el rumbo del ascenso?

Entre las misteriosas palabras de Ramírez y el singular padrino que ampara al Granada se puede escribir un argumento de cine negro, tal y como transcurrieron los acontecimientos, eso sin recordar que el fútbol italiano vuelve a estar bajo investigación judicial por presunta corrupción para darle un fondo acorde con la sórdida especulación.

Terminada la temporada futbolística llega la época más terrorífica para los periodistas deportivos, que deben seguir llenando páginas y programas con el dichoso fútbol dando cancha y altavoz a todo tipo de rumores, aunque vengan del primo del vecino del quinto, quien le dijo haber escuchado en el bar de la esquina a un parroquiano asegurar que había visto, mientras se tomaba el quinto cubata, cómo un directivo del Atlético de Madrid negociaba con un intermediario el destino del Kun Agüero, fórmula tan del gusto de Pedro J. Ramírez y su Mundo, que al final acaba sintetizada en gruesas letras de molde con el siguiente titular: El Kun ultima su fichaje por el Real Madrid, y se queda tan pancho.

Hemos entrado en la época de los rumores y las serpientes del verano, algunas con mucho veneno, para disfrute y negocio de los representantes de futbolistas, que se ponen las botas intoxicando a diestro y siniestro, y aunque no acaben cerrando negocios tan redondos como antaño por la crisis, se lo pasan bomba vacilando y riéndose a carcajada limpia a costa de los periodistas, que nos volvemos lelos de remate por lo caninos de noticias que estamos, soslayando tantas veces el rigor necesario.

Así de perra es a veces esta profesión, asunto que conocen de sobra García Macua y Josu Urrutia, los precandidatos a la presidencia del Athletic, que apenas dan noticias, pero andan enfrascados en una críptica partida de ajedrez jugando con las ansias del periodista por obtener información como sea, mayormente sobre el nombre de sus respectivos entrenadores.

En este ruedo ha entrado también el sesgo demagógico que tantas veces acompaña a esta profesión, como demostró José Ramón de la Morena en El Larguero del pasado jueves, el día en el que García Macua presentó su precandidatura. El pope de las ondas radiofónicas recordó que con el otro precandidato está Ana Urkijo y así asoció, vílmente, su nombre, el de Sabino Padilla y el funesto dopaje de Gurpegi con Josu Urrutia, obviando, lógicamente, que en aquella directiva presidida entonces por Fernando Lamikiz también formaron parte Fermín Palomar y Juanma Delgado, actuales compañeros de viaje de Macua. De la Morena, además, dio por hecho que el técnico de Urrutia será Marcelo Bielsa, del que solo recordó, y en tono peyorativo, su fracasada experiencia con la selección Argentina en el Mundial de 2002, en Corea y Japón, o que dejó tirado al Espanyol, pasando de largo el oro olímpico que ganó en Atenas 2004 o sus importantes éxitos con Chile, en México y, sobre todo, los tres títulos de campeón de la Liga argentina dirigiendo a Newell's Old Boys y a Vélez Sarsfield.

Pero García Macua no necesita ayudas de semejante calibre. Él mismo se está haciendo el haraquiri descubriendo sus propias mentiras (el asunto del Twiter, en el que escriben otros, y no él), o irritando con un plantón de dos horas a los medios informativos que cubrían su entrega de firmas sin ofrecer al menos una disculpa; y sobre todo la falta de coherencia, ética y duda metódica mostrados con Joaquín Caparrós, quien ayer mismo aseguraba que García Macua "me ratificó que sería su entrenador" de ganar los comicios a la vez que el expresidente negocia, según ha filtrado su gente, con el francés Claude Puel.

Si su empeño era no ser reelegido presidente del Athletic, lo está bordando con una torpeza galopante, mientras su contrincante aguarda impasible, midiendo sus tiempos, al amparo de palabras abstractas o sin mentar siquiera algo sobre Bielsa.