Se nota que estamos a menos de mes y medio para la cita electoral en la que se dilucidan alcaldes y diputados generales. Se nota en el creciente nerviosismo de aquellos que, por incapacidad o carencia ideológica, más tienen que perder en la medida que no tienen hechos los deberes. Por ello, no debe sorprendernos la huida hacia delante de algunos políticos empeñados en responsabilizar de sus propios fracasos a sus adversarios en las urnas. Es un ir y venir esquizofrénico con el que se quiere justificar el absoluto fracaso del Gobierno vasco en materias tan sensibles como son la economía, el consumo y la creación de empleo.

Varios ejemplos ilustran este devenir caótico y errático. Así, tras no poder concluir con éxito el traspaso de la transferencia de las políticas activas de empleo, los socialistas vascos, incapaces de digerir la gestión negociadora del PNV ante un Zapatero necesitado de apoyos en el Congreso para sacar adelante los presupuestos de 2011, han decidido poner a los jetzales como responsables del aumento de 7.500 nuevos parados en las listas de Lanbide, así como de un posible déficit provocado por las bonificaciones a la contratación indefinida, cuyo costo puede ser superior a la partida presupuestaria negociada en la citada transferencia. Huelen mal semejantes acusaciones que surgen cuando se llega al ecuador de la legislatura de Patxi López, gracias al apoyo del PP.

Resulta que Langai (servicios de colocación de Euskadi creado en 1996) tenía contabilizados a esas 7.500 personas sin trabajo, pero no así los tenía el Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE) de tal suerte que al producirse la transferencia y crearse Lanbide, el Gobierno vasco ha dado como buenas las cifras del SPEE en detrimento de las que tenía Langai, lo cual no es obstáculo para que Oscar Rodríguez, secretario general del grupo parlamentario socialista, acuse al PNV porque "consintió la duplicidad de los servicios de colocación, mientras se cerraba en banda a negociar el traspaso de las políticas activas de empleo porque entendía que el autogobierno consiste en pedir y no en ejercerlo".

No deja de ser curioso esa acusación de "pedir y no ejercer" cuando su jefe, Patxi López, viene a señalar, ante la posibilidad de un déficit en las bonificaciones a la contratación laboral, que hubiera sido mejor que el Gobierno español se mantuviera como responsable de esas bonificaciones. Cierto que no lo dice con esas palabras, pero, insisto, cabe deducirlo así porque no la negociaron en su momento y ahora señala que la bonificación de cuotas está siendo especialmente cuestionada, por lo que "no sería extraño que desaparecieran". De esta forma, ha indicado que desaparecerían las partidas del Cupo que hacen referencia a este concepto, como la de gastos, que se incluye en los presupuestos vascos. Un buen método para reducir el paro que, a día de hoy, supera el 11%.

Esta actitud del lehendakari pone de manifiesto su concepto de autogobierno. Es decir, si hay déficit es porque se están creando puestos de trabajo indefinidos. Por otra parte, ¿acaso no debería ser esa la primera preocupación de un Gobierno responsable? Otros dirían "bienvenido sea un déficit público por crear empleo", que se traduce en incentivar el consumo con la creación de riqueza y no con sorteo de bonos en establecimientos comerciales. Está claro que quiere ocupar la silla de Ajuria Enea y pasear por sus jardines sin las preocupaciones lógicas de un gobernante, siguiendo los pasos de algún correligionario suyo en otras autonomías donde el mayor activo electoral procede del subsidio y las ayudas públicas. Lo demuestra no solo con estas últimas declaraciones. Por ejemplo, ahora se dice que Ibarretxe ocultó la crisis. Pues bien, mientras que el 20 de junio de 2008 el Gobierno vasco y las Diputaciones firmaban un acuerdo interinstitucional para hacer frente a la crisis, el señor Patxi López afirmaba que "con Ibarretxe hemos perdido diez años preciosos para lograr la unidad de los vascos".

Y el presidente del Gobierno español aseguraba nueve días después que "más allá de baches como el de ahora, España tiene condiciones para ambicionar llegar a los niveles de empleo de la media europea y de pleno empleo técnico. Vamos a trabajar por ello. El Gobierno ha sido el que más ha acertado en sus previsiones". Después puso en marcha medidas que apenas si tuvieron eficacia, lo mismo que el publicitado "+Euskadi 09" puesto en marcha por Patxi López con una inversión de 367 millones de euros para crear 10.000 puestos de trabajo, pero que meses más tarde se ha traducido en un importante aumento del paro en Euskadi.

Podíamos seguir, pero el espacio es finito. Me queda, no obstante, la preocupación por las obsesiones de los socialistas vascos que, claramente, conviven con un creciente complejo de inferioridad en un viaje a ninguna parte. Por ello, ante su incapacidad para solventar los obstáculos y sus propias deficiencias, optan o tratan por expresar una superioridad sobre los demás. Claro que, si esos políticos están nerviosos ante una inminente cita electoral pueden llegar a mostrar un comportamiento esquizofrénico por el que intentan destruir la imagen de los demás al objeto de resaltar la suya propia.