Chapa y pintura
Hay gobernantes que, bien sea por su impericia o por seguir instalados anímicamente en la mentalidad opositora, utilizan las estadísticas con premeditada parcialidad al objeto de proyectar en la opinión pública la imagen de una buena gestión como responsables de la gobernabilidad y del estado de bienestar en la sociedad. Son como esos vendedores de coches de segunda mano que creen poder engañar al posible comprador mediante un simple maquillaje de chapa y pintura para el maltrecho coche en venta, pero sin tocar el renqueante motor que, dicho sea de paso, es la esencia del vehículo. Ahora bien, sin motor no hay movimiento y como dijo Zenón de Elea (490-430 a.d.C.) "el movimiento se demuestra andando".
En este sentido, la andadura del actual Gobierno vasco sigue dando demasiados traspiés, como el protagonizado esta pasada semana por la consejera de Empleo y Asuntos Sociales, Gemma Zabaleta, al afirmar que el informe trimestral de la Encuesta sobre Población Activa (EPA) que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE) empieza a "mostrar los síntomas de la recuperación económica". Curiosa afirmación que busca el escenario virtual del optimismo, pero termina por ser enigmática a la vista de todos los datos que nos ofrece la evolución de la citada encuesta sobre el empleo desde octubre de 2009 hasta la pasado noche de San Silvestre.
Los argumentos utilizados por la consejera son reales pero incompletos. Es cierto que en 2010 se han creado 14.600 empleos. Un dato positivo si no fuera porque el último trimestre registra un retroceso preocupante. Es más, el 30 de septiembre había 941.000 personas ocupadas en Euskadi y el 31 de diciembre la cifra había descendido en 1.500 empleos (939.500). Por tanto, a lo largo del último trimestre se han diluido los síntomas de recuperación económica que se podían evidenciar a lo largo de los nueves meses precedentes y no se puede argüir la temporalidad de un trimestre negativo tradicionalmente porque en el mismo periodo de 2009 se crearon 500 empleos.
La lectura seria, tranquila y desapasionada de las estadísticas del INE permite extraer una realidad preocupante, pero subsanable con voluntad de trabajo a la que habría llegado la consejera si no estuviera afectada por el síndrome de chapa y pintura. Así, el sector industrial ha creado menos empleos en el último trimestre de 2010 (100 puestos de trabajo) que en el mismo periodo de 2009 (1.600). Por otra parte, el balance interanual (2009-2010) señala una pérdida de 700 puestos de trabajo. Y, todo ello, minorizado por un fuerte incremento interanual en Alava (+ 9.300 empleos) que compensa la destrucción de empleo en Gipuzkoa (- 6.500) y Bizkaia (-3.500).
En cuanto al sector servicios, el más importante por número de puestos de trabajo y también el más sensible a la creación de empleo en el último trimestre por la incidencia de la época navideña, observamos que 2010 registra un aumento de 28.200 empleos en el País Vasco y respecto al tercer trimestre del mismo año, que suele ser un periodo negativo al haber terminado el periodo estival. Ahora bien, el balance interanual arroja en 2010 una destrucción de 4.400 en relación a 2009.
Son datos extraídos de la documentación oficial de un organismo como el INE, el mismo al que apelaba hace diez días el viceconsejero de Empleo del Gobierno vasco, Javier Ruiz, cuando valoraba los datos facilitados por el Eustat que eran peores que los del INE. En este punto me asaltan dos dudas: si el Eustat, organismo dependiente del propio Gobierno vasco y, en consecuencia, su propia responsabilidad en cuanto a eficacia, no es creíble para quienes lo gestionan …, ¿qué credibilidad nos merecen esos gestores? Y, lo que es más importante, ¿por qué no tratan de cambiar la metodología de trabajo?
Mal vamos si un gobierno reconoce implícitamente sus errores de gestión, pero es incapaz de solucionarlos. Y peor iremos cuando un gobierno no tenga la valentía de reconocer los síntomas negativos que han frenado la posible y deseada recuperación económica. En los últimos tres meses de 2010 se ha destruido empleo, lo cual debe hacernos reflexionar. No sabemos si este frenazo es coyuntural o estructural, pero sí sabemos que no se articulan medidas para favorecer la creación de trabajo o para facilitar a los empresarios el acceso a créditos en condiciones aceptables.
Los gobernantes se conforman con la operación maquillaje (chapa y pintura) y no se preocupan si el motor está a punto de griparse por falta de lubricante (créditos) y refrigeración (empleo, formación y productividad). El enfermo está peor que hace unos meses, pero hay que disimular la gravedad con frases como las del actual ministro de Trabajo del Gobierno Zapatero, el mismo Valeriano Gómez que salió el 29-S a la huelga general contra la reforma de pensiones, quien, al conocer este pasado viernes (en plena luna de miel con los sindicatos CC.OO. y UGT) que el desempleo español había aumentado en 370.000 personas durante 2010, afirmó que los datos evidenciaban "la progresiva mejora en el grado de profundidad de la crisis".
Tan cristalino como su correligionaria Gemma Zabaleta. Si esto lo llega a decir en latín, Berlusconi nombra a Valeriano su asesor mediático o le ponen una calle a su nombre en Nueva York, cuna del neocapitalismo liberal.