La Historia nunca muere
La Historia no se rectifica, ni se oculta, sino que se recuerda y se aprende de ella. Se analiza de la manera más objetiva posible siguiendo una metodología. Un día antes de la muerte del dictador se ha conmemorado el 92º aniversario del voto femenino en España. Un hito sin duda importante en un país en el que ha costado tanto la llegada de la democracia. Y a día de hoy aún sigue costando defenderla. La Historia nunca se repite. Lo que sí se repiten cuando el pasado se desconoce, o se tergiversa, son los mecanismos de actuación inadecuados que conducen a nuevos y graves errores. La utilidad del la Historia es el aprendizaje sin caer en la benevolencia ni en el odio. El acceso al pasado es a través de las fuentes. Y no de los discursos de los políticos que probablemente ni tan siquiera han tenido en sus manos documentos originales sobre los hechos de los que hablan. Por desgracia la Historia es un área del conocimiento altamente susceptible a la manipulación. No hay nada más pernicioso, y perverso, que la Historia instrumentalizada por los políticos de distintas ideologías usándola como arma contra el adversario. La Historia, con mayúsculas, nunca muere a pesar del uso sectario que algunos políticos pretenden darle.