Los mayores macarras del mundo en la actualidad, Trump y Netanyahu, y su “¡vas a hacer lo que digamos o te matamos y seguiremos matando inocentes! pero, ojo, de buen rollo y muy democrático, ¿eh?”, no pueden contar con nuestra pasividad, su comportamiento terrorista no lo podemos normalizar, lo podrán imponer pero seguirá siendo terrorista y se lo seguiremos diciendo. Con la absoluta y miserable ventaja, de que pueden dejar de hacer a lo que se comprometan, sin ninguna penalización por parte de nadie, viven en un siniestro mundo de oscuridad e impunidad, algo sin precedente en el tiempo que nos ha tocado vivir.