La madrugada del sábado 27, murió a los 101 años Russel M. Nelson, Presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, popularmente conocidos como “mormones”, me ha parecido cuando menos curioso que ha pasado desapercibido en los medios de comunicación. Los mormones son una de las religiones de mayor rápido crecimiento no solo en EE.UU. e Hispanoamericana, sino también en África, Asia y en la desacralizada Europa; Mitt Romney es quizá es miembro más conocido de esta comunidad de creyentes, que representa el 2 por ciento de la población de EE.UU., y en el mundo hay cerca de 16 millones; Sus doctrinas, historia, tesón son encomiables, pese a ciertos anacronismos que han tenido como todas las religiones supone todo un movimiento que causa cada vez más furor en el mundo. Seguramente en su día a día se habrán cruzado con los Elderes o Misioneros Mormones que van con la plaquita negra predicando el evangelio, sin olvidar el inolvidable Musical The Book Of Mormon; es por todo ello y recomendando a todo el mundo que lea sobre su apasionante historia quería dedicar estas palabras a modo de panegírico para el Presidente Nelson, así pues, descanse en paz.
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