Escribir
Los que somos simples escribidores nos sentimos bien porque un amigo nos dice que les gusta o no les gusta. Lo más importante de los escribidores no es lo que escribimos, porque puede ser bien o mal, si no lo que oímos, vemos e imaginamos, escapándonos de todo, por muy bueno o malo que sea. El hecho de escribir ya supone un trabajo como la música acuática. La música no tiene agua, pero el agua sí tiene música, como la ternura. No es fácil entender que un entierro es un canto de amor, como lo hacía Händel, cuando nos podemos ir para siempre con la música que escuchamos. Sentir, dar y conmover el amor en varios idiomas. Será que sin los amigos y amigas tampoco tendría sentido tanto esfuerzo. Cuando te enteras de que ya no están ni volverán, te azota la idea de que ya no pintas nada.