Nikola Tesla fue un ingeniero e inventor croata que ha pasado a la historia por su contribución a resolver los misterios de la electricidad y, en consecuencia, que este fenómeno hiciera más fácil la vida de la humanidad, en definitiva de las personas. Muchas de sus ideas nunca fueron lo suficientemente reconocidas, llevándose la gloria otros inventores con mejor suerte o fortuna, según se mire. En todo caso, ahí está su figura para la posteridad. Quién le iba decir a nuestro inventor, que a buen seguro ni se imaginaba que tras el paso de los años, que su nombre y su figura serían la marca y el emblema de una gran multinacional automovilística, siendo su principal referencia los coches eléctricos, cuyo principal dueño es, el controvertido multimillonario Elon Musk, convertido de facto en la mano derecha del presidente Trump, que en una suerte o desgracia de meteórica carrera, ha puesto patas arriba el mundo que conocíamos (al menos, el de los comunes mortales). Hasta la fecha, no parece que haya visos de plantarle cara, en esta especie disparate que se ha convertido la que fuera primera democracia y que amenaza seriamente al resto del mundo democráticamente entendido. Tesla, que fue sobre todo un visionario, se sentiría quizás defraudado y tal vez apenado, viendo cómo su nombre se ha convertido en todo lo contrario de lo que le soñó. Recordemos: “La ciencia no es más que perversión en sí misma, al menos que tenga como objetivo ultimó mejorar la humanidad”. ¡Pues eso!
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