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Llorar

Cinco años del primer confinamiento que he vivido. No sé los que vendrán. Reconozco que en algunos momentos lloré de impotencia, comprobando prácticamente en streaming cómo de precario era el sistema sanitario español. Me dolieron y resultaron incompatibles con la dignidad las actuaciones partidistas de ciertos políticos y la indecencia de algunos, lucrándose con la desgracia de la población. Y me entran ganas llorar al pensar en qué nos pasaría si viviéramos una situación parecida en la actualidad.

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